Por un momento parecía que esta vez no se llevaría a cabo la fiesta rojiblanca.

Sólo unos cuantos permanecían en las escaleras ubicadas frente a la puerta de llegadas nacionales del aeropuerto capitalino. Estaban ahí, tranquilos. Con sus celulares o platicando entre sí.

Sin embargo, transcurrieron los minutos y el grupo creció. De un momento a otro de treinta pasaron a ser más de cien.

Quizás fue el pitazo que llegó del avión que transportaba al conjunto rojiblanco. El equipo había aterrizado y eso pareció ser la señal que necesitaban los aficionados.

La salida de los jugadores tardo un poco. La logística no incluía la asistencia de los aficionados.

Así que la seguridad de Chivas y del aeropuerto necesitaron un plan para sacarlos sin causar accidentes,

como los que han sucedido en ocasiones anteriores.

La puerta 3 y 4 de la terminal estuvieron cerradas pues están en reparación debido al temblor, así que sólo les quedó como opción sacarlos por la que está junto a los restaurantes.

Entonces formaron una valla con carritos y dieron la indicación a los jugadores de no hablar.

Así salieron Salcido, Orbelín, la “Chofis”, Cota y Pizarro. El portero rojiblanco fue abordado por Emiliano, un pequeño que le pidió que para el partido de este sábado para bien y no deje que Pachuca meta gol.

Los jugadores caminaron escoltados hasta la salida y subieron de inmediato al camión con destino a la Bella Airosa, donde buscarán retribuirle a la afición su calurosa bienvenida. (Violeta Alva)