En una misma noche en Las Vegas, 36 minutos de  combate fueron suficientes para que Saúl “Canelo” Álvarez obtuviera los tres resultados que agigantan aún más la polémica que su carrera ha levantado alrededor de su camino.

Las tarjetas de los jueces cuando llega al camino de la decisión siempre han resultado controversiales, pero la del sábado de Byrd fue más allá de lo absurdo con esa apreciación de 118 a 110 a favor del jalisciense.

La carrera de “Canelo”, el rey del PPV, pareció protegida por el negocio que implica en esta puntuación, pero este tipo de absurdos lo único que deja es mal parado a “Canelo” en su trayectoria a un pínáculo de la fama boxística que no alcanza y está superada por su entorno mediático y como Óscar de la Hoya ha llevado su carrera

Saúl gano adeptos tras la pelea sabatina por su valentía y coraje. Porque mostró movilidad y cintura. Porque mostró tamaños para presentarse ante Golovkin, pero de eso a ganar la pelea, desde mi punto de vista hay un largo trecho.

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Si bien dominó el arranque del combate, Gennady emparejó las cosas y después fue quien soltó los golpes de poder, a pesar de que en porcentaje “Canelo” fue superior.

Álvarez peleó al contragolpe y a la media distancia. Fue a las cuerdas y cuando se atrevió a fajarse, sacó la peor parte, además de que en un abrazo en forma antideportiva golpeó a la cabeza del kazajo por la espalda.

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El empate no deja satisfacción alguna, porque muchos como un servidor. vimos ganar al campeón mundial de peso medio por 115-113. Esa tarjeta intermedia fue la atinada porque la de 118-110 se fue al extremo y la de 114-114 fue salomónica para preservar el negocio.

El empate lo obtuvo Saúl en esta gran noche en Las Vegas, pero salió perdiendo después de ganar y empatar, porque esa tarjeta desmedida nos deja en claro que hay una súper protección para el niño prodigio de mercadeo y pago por evento en el boxeo actual. Eso es obvio que hasta un ciego lo ve, no habiendo forma de tapar el sol con un dedo.

MUNDOS DISTINTOS

Además, el remate de esto, fue la soberbia con la que “Canelo” se dirigió después de la pelea, que contrasta con la humildad y madurez de Golovkin.

Saúl se vio altivo, crecido al manifestar que ganó de siete a  ocho rounds y que en la segunda pelea ganaría también, cuando en ésta empató.

El trabajo de los Reynoso ha sido espectacular. Si Saúl ha crecido como boxeador, es más atinado en el cuadrilátero, pero como para muchos, para mí sigue siendo un producto comercial que debe cuidarse al máximo para seguir explotándolo, no importa como se debe hacer esto.

José Luis Camarillo es más experto que un servidor en el boxeo. El vio ganar a “Canelo”. Lo respeto absolutamente porque fue muy cerrado el combate. Pero, si hubiera sido otro y no Saúl nunca se hubiera llegado a esa absurda tarjeta. Así es mi conclusión en Las Vegas, donde la misma noche “Canelo” ganó, empató y perdió, además de que su Lucero no sé si canto o recitó el himno, pero que también se tambaleo no me quedó la menor duda.