La imagen de hombre duro quedó en el olvido. Solidario, humano, Francisco Jémez, director técnico de Cruz Azul ayudó a los afectados por el sismo. Sin pretender figurar en los reflectores, fraterno, el ibérico utilizó unas gafas con tal de pasar desapercibido. Arribó frente a la Plaza de Toros México y participó activamente en la colecta que ahí se realizó.

Paco, muy activo en labores humanitarias, se convirtió en un mexicano más.

El técnico de Cruz Azul aprovechó la cercanía de su casa con el estadio Azul y la Plaza México, y acudió a la colecta que organizaron algunos aficionados celestes y la misma plaza de toros. El español llegó y de inmediato se apuntó para subir algunos de los víveres recolectados.

Lo mismo sucedió con el matador Emiliano Gamero y el delantero de La Máquina, Felipe Mora, también pasó a dar su donativo. Y es que el susto que se llevó el ibérico no fue menor. A la hora del sismo, el conjunto cementero se encontraba concentrado previo al Clásico joven contra el América en los octavos de final de Copa, que después sería cancelado.

“Es un episodio aterrador; tuvimos mucha suerte por la zona donde estábamos”, contó Jémez a MARCA. “A nosotros nos pilló comiendo en el hotel con el plantel y tuvimos que salir corriendo mientras todo se movía y se caía. Fue terrible”, recordó.

Luego del sismo de 7.1 grados en la escala Richter que sacudió Axochiapan, un poblado en los límites de Morelos y Puebla, el estratega aún no asimila la magnitud de lo ocurrido, pues a pesar de que el sismo duró apenas unos segundos “parecieron eternos”.

“Vimos cómo se desencajaban los marcos de las puertas”, explicó Jémez, quien quedó afectado principalmente por la muerte de los niños fallecidos en las escuelas que se derrumbaron. “Es un episodio aterrador”, contó.