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24, septiembre 2017 - 10:09

┃ José Luis Camarillo

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Independientemente de que muchas veces las grandes figuras del pugilismo acudieron a las desaparecidas oficinas originales del Consejo Mundial de Boxeo en la Zona Rosa para firmar contratos o pactar acuerdos, Mauricio Sulaimán Saldívar estima que primordialmente la presencia de promotores o astros obedecía al aprecio que todos ellos sentían por su padre, José Sulaimán Chagnón.

Un caso especial era el de Julio César Chávez, que en su primera etapa como campeón se hizo visitante asiduo a ese lugar.

Igualmente, Salvador Sánchez, Alexis Argüello, Roberto “Mano de Piedra” Durán, Wilfredo Benítez, Sugar Ray Leonard, Lupe Pintor, Érik Morales, Marco Antonio Barrera y tantos más que sería largo enumerar, lo mismo que los promotores más renombrados. Ver a Don King era algo normal, sin pasar por alto a los más altos comisionados del orbe, promotores mexicanos como don Eladio Flores Lutteroth o manejadores de la talla de Arturo “Cuyo” Hernández -miembro del Salón de Fama de Canastota-, por citar al que es considerado como el más grande en su especialidad en nuestro país.

En nuestro extenso artículo publicado este sábado en el Diario de los Deportistas, mencionamos algunos de los acuerdos boxísticos más trascendentales que se tomaron en el quinto piso de Génova 33, en la Zona Rosa. Debido a los severos daños causados por los recientes terremotos, las autoridades capitalinas dictaminaron la demolición del inmueble.

Sulaimán Saldívar, quien pasó a encabezar el WBC desde el deceso de don José, nos comentó que en la noche del reciente viernes envió a su familia una serie de fotografías que preservan momentos muy especiales vividos en el despacho 503 del inmueble mencionado. “Muchos recuerdos quedan en la memoria”, escribió. Una de las gráficas, muestra a Mauricio cuando era niño, y entre él y su papá, el profesor Ramón G. Velázquez, presidente anterior del Consejo Mundial,

Según Mauricio, campeones del extranjero y todos los mexicanos que se daban cita en ese despacho, “eran boxeadores que marcaron de manera muy especial a mi papá, y si hablas con ellos, su testimonio acerca de lo que vivieron con José Sulaimán, su intervención en su carrera es muy especial”.

Uno de los momentos más tristes fue cuando el monarca de peso completo Riddick Bowe arrojó el cinto del WBC a un cesto de basura porque dicha entidad apoyaba al retador oficial Lennox Lewis, aunque luego vino la satisfacción porque Bowe “volvió al redil”.

El joven dirigente está consciente de las infaltables comparaciones que hacen de su padre con él. Lejos de sentirse incómodo, se manifiesta complacido, “porque me mantiene con una motivación de querer ser como él (José Sulaimán), de una u otra manera. Sólo va a haber un José Sulaimán, y lo que yo haga, siempre lo voy hacer gracias a mi papá y dedicado a mi papá”.

El actual titular del organismo verde y oro estableció que don José Sulaimán dejó un legado, “que es lo que tenemos que proteger; luchar y mantener sus principios y honorabilidad, su lealtad, su dedicación, y todo por el boxeador”.

LA ACTUALIDAD

La vida continúa. Luego de decretar día de descanso total para su personal el miércoles pasado, la actividad en la nueva oficina del WBC en Riobamba 835, colonia Lindavista, es febril. Se llevan a efecto los preparativos finales para la 55 Convención Anual de esa entidad, a celebrarse del 1 al 6 de octubre en el hotel Fairmont Baku Flame Towers de Bakú, capital de Azerbaiyán.

Sulaimán Saldívar nos comentó que tiene todo listo para viajar este lunes, ya que debe llegar de manera anticipada para reuniones previas con su Junta de Gobierno.

El comisionado universal indicó que en Bakú, la atractiva y hermosa ciudad al lado del Mar Caspio, esperan una asistencia aproximada de 800 personas, “cuya mayoría pondrá todo su entusiasmo y conocimientos para que se tomen acuerdos que mejoren en todos sentidos a nuestro deporte, y para que nuestro organismo salga una vez más fortalecido”.