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Mira

25, septiembre 2017 - 17:54

┃ Guillermo Martínez

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Su mirada está apuntando hacia la diana.

Está triste pero lo controla con esa fuerza que emana de su ser.

Tras el sismo que sacudió el país, Aída Román desea que pronto haya alegría en el país donde se ha entregado al deporte.

Por ello, espera con ansias el Campeonato Mundial de Tiro con Arco de la Ciudad de México, en octubre, para que la gente recupere un poco la armonía.

“Es muy triste lo que pasó, en el barrio, en las colonias, en el país. Y nosotros los deportistas debemos buscar la forma de que se pueda volver a confiar, en que haya alegría en quienes esperan este encuentro para demostrar que seguimos de pie”.

Junto con el equipo de la selección, buscan apaciguar lo que sucede afuera en las calles para presentar al mundo sus mejores tiros.

No es fácil entrenar y pensar que siguen buscando gente entre los escombros. Por eso entre nosotros buscamos hacer mejor el trabajo para motivar a las nuevas generaciones a continuar entregándose ya sea a nuestra disciplina u otro deporte, pero que sea un referente para contribuir a dar otra cara, aunque sin olvidar lo que pasó”.

Siendo una deportista olímpica, Aída ha recibido de deportistas de otros países su solidaridad a través de varios flujos de mensajes.

“Les platico algo de lo sucedido y que se está levantando el país, gracias a ello, me han dicho que esperan que pronto sea el encuentro, para ayudarnos a traer algo de diversión. Es necesario que reforcemos a la nación con nuestro mejor desempeño y alcanzar las medallas. Sería una gran satisfacción para quienes creen en el deporte”.

Aída Román siempre se ha caracterizado por ser una deportista ejemplar, líder, protectora de sus compañeras. Y en sus ojiverdes muestra esperanza, propósitos nuevos en este ciclo olímpico.

Siempre inspiradora, audaz y perseverante.

“Me encuentro feliz de que el Mundial sea con nuestra gente. Eso me motiva, me enaltece para ser mejor. Gracias a Dios mi familia está bien, pero mis vecinos y algunos conocidos han sufrido pérdidas. Eso de alguna forma te pesa, lo sientes. Pero a la vez nos dice que debemos ser mejor. Que todavía hay mucho camino por delante. Hemos dado nuestro granito de arena pero sin duda que falta más”.