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26, septiembre 2017 - 19:57

┃ Jorge Briones

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Colin Kaepernick fue el primero en alzar la voz.

Fue justamente hace un año, al inicio de la pretemporada 2016 de la NFL, cuando el entonces pasador de los 49ers de San Francisco comenzó con sus protestas al himno estadounidense. Una rodilla al suelo y la mirada hacia abajo, fue el símbolo que mostró su inconformidad contra el racismo que se vive en Estados Unidos para los afroamericanos.

Esa acción levantó un nuevo debate sobre la libertad de expresión y el patriotismo en un estadio deportivo. “No me voy a levantar para mostrar orgullo por la bandera en un país que oprime a la gente negra y personas de color. Para mí, esto es más grande que el fútbol americano y sería egoísta de mi parte mirar para otro lado. Hay cadáveres en la calle y gente pagada los deja salir con la suya con un asesinato”, fueron las primeras palabras de Kaepernick.

El entonces candidato republicano a la presidencia Donald Trump, le aconsejó buscar “un país que sea mejor para él”.

Fueron pasando las semanas y tanto compañeros de equipo como otros jugadores en la misma liga se unieron a su movimiento. Inclusive la leyenda Jim Brown aseguró que está “al 100%” con él. Dejó de ser un hecho aislado.

Mientras eso pasaba en la NFL, la NBA también entró en la discusión con cuatro de sus mayores referentes. Con la campaña “Black Lives Matter” (las vidas negras son importantes), Carmelo Anthony, Chris Paul, Dwyane Wade y LeBron James se expresaron sobre los múltiples asesinatos de afroamericanos inocentes en manos de policías.

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Con la llegada de Trump al poder, la relación con la liga estuvo tensa y fue de mal en peor. El mandatario sufrió un duro golpe justo donde menos lo esperaba. Los Patriotas ganaron el Super Bowl LI y todo parecía indicar que el equipo preferido del mandatario iba a realizar sin contratiempos la tradicional visita del campeón a la Casa Blanca. Pero nada de eso. Varios miembros de la franquicia desecharon la invitación por no compartir los “ideales” de su presidente. Inclusive Tom Brady, una de las principales personas públicas que apoyó la candidatura de Donald, no acudió ese 20 de abril alegando “problemas personales”.

Si los monarcas de la NFL mostraron su inconformidad, los de la NBA iban a mantener la línea. Stephen Curry, estrella de Golden State, aseguró que “aún estaba meditando” si acudir o no a la residencia presidencial. El dos veces MVP indicó que los Warriors podían “inspirar algún cambio. No creo que el no ir a la Casa Blanca vaya a mejorar todo milagrosamente, pero esta es mi oportunidad para hablar del tema. No estamos intentando dividir y separar a este país. Estamos intentando unir a todos y hablar sobre el amor, la unidad y la igualdad”.

La respuesta llegó inmediatamente. Trump afirmó desde su cuenta de Twitter: “Ir a la Casa Blanca es considerado un gran honor para el equipo campeón. Stephen Curry está dudando, por lo tanto, ¡se retira la invitación!”. El mandatario utilizó su cuenta de red social para despotricar contra cualquier pensamiento diferente al suyo.

Figuras como LeBron James, Kobe Bryant y toda la NFL, en los 14 partidos de la jornada dominical, incluyendo el primero de la gira internacional en Londres, mostraron su unidad y se solidarizaron con las protestas contra el racismo que comenzó el ya desaparecido Kaepernick. El pasador es agente libre y no encontró acomodo en ninguna de las 32 franquicias para la actual temporada, quizás sus declaraciones le están pasando factura en lo profesional.