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27, septiembre 2017 - 21:03

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Por: Omar Pérez Díaz
Fotos: José Luis García

PACHUCA, Hidalgo.- Cruz Azul vino a perder su aureola de invicto en el Clásico Hidalguense.
¡Y de qué manera!
La Máquina fue vapuleada 4-0 por el Pachuca, en un intenso partido.
La escandalosa goleada, rubricada con goles de Víctor Guzmán (2), Edson Puch,m y Keisuke Honda, es demasiada losa páralos Cementeros.
El conjunto de Paco Jémez merecía otra suerte por su entrega, empuje e iniciativa; sin embargo, su nula puntería y la manera en que descobijó la retaguardia le pasaron una factura carísima.
No es para hacer drama pero si los celestes tendrán mucho por aprender de su primera derrota en el Apertura 2017, donde sigue con 15 puntos.
Los Tuzos llegan a 12 y han enseñado los dientes, sacaron a relucir la calidad en una emotiva noche para todos sus aficionados, ante un llenazo en el Estadio Hidalgo.

PEGÓ EL TUZO
El primer tiempo de La Máquina es para recostarse en un diván a reflexionar.
Salió Cruz Azul con ganas, a buscar la pelota y el partido con un atrevido dibujo de Jémez.
Si la novedad era Silva en la central arriba los pesos pesados como Méndez, Rodríguez y Mena le hicieron ver su suerte a la defensa tuza.
Los Cementeros se acercaron con peligro, terminando jugadas y metiendo al Pachuca en su sector defensivo, aguanta do los golpes, ya que eran los visitantes quienes tenían la pelota.
Sí, faltó pegada pero el plan celeste funcionaba, abriendo la cancha y enviando balones que partieron el área local en dos, más de una ocasión.
Agazapado, el cuadro de Diego Alonso no venía por donde. Siempre corrió detrás de la pelota y su única salida parecía Puch, quien salió como en sus mejores momentos.
La balanza estaba inclinada a los cruzazulinos hasta que perdieron esa pelota en la media y Urretaviscaya proyectó a Jara para un contragolpe letal que Edson Puch llegó a firmar en el segundo poste para el sorpresivo 1-0, al minuto 16.
Fue un golpe seco. La Máquina perdió confianza al sentirse vulnerable. De ahí en adelante ya no fue am alegremente al ataque, tratando de no quedar tan desarmado.
Sin embargo, lo siguió intentando hasta que otra veloz de los Tuzos se combinó con la lentitud de Roco y Aldrete, permitiendo a Víctor Guzmán hacer el 2-0 al minuto 37, en gran acción personal.
Lo peor: en su mejor oportunidad, Felipe Mora falló una opción clarísima, con el marco del “Conejo” Pérez abierto de par en par.
Por eso, Paco Jémez y sus jugadores se fueron al descanso con cara de interrogante, preguntándose qué había hecho mal para ir perdiendo. Sencillo: marcó mal al ataque. Y eso con la velocidad de Pachuca de paga.

MANIATADOS
Tuzos y Cementeros ya se habían enseñado las armas en el primer lapso.
Así, el complemento fue predecible.
La Máquina intentando, buscando por donde hacer daño y aproximarse más al arco rival.
Pachuca manejando el juego, apegado a su quehacer defensivo, esperando matar el encuentro en otro desdoble.
Jémez trató de sacudir a su equipo con los ingresos de Cuateruccio y el “Chaco” Giménez
Y sí, el juego celeste se revolucionó. Cruz Azul empezó a volcarse sobre la meta tuza, donde los zagueros se revolvían ante los embates.
La cuestión es que todos los intentos visitantes se fueron desviados, disparos y remates de Flores, de Cauteruccio y del mismo Giménez.
Hubo uno que iba para adentro, rematado por Felipe Morsa pero un milagroso manotazo del “Conejo” Pérez evitó la anotación.
Insistieron los Cementeros con todo pero siempre desviado, siempre con disparos que se iba a un lado, arruinando su empuje.
El tiempo se volvió el peor adversario de Cruz Azul, pues fue al paso de los minutos que su intensidad vino a menos, acentuado por la fuerza local para defenderse.
Alonso respondió en la banca con Sagal, luego con Aguirre y Honda, con la única finalidad de amarrar el triunfo.
Lo consiguió Pachuca, concentrado y aplicado, maniatando a un Cruz Azul que merecía algo más pero no, está no era su noche.
Y el 3-0 fue la cereza en el pastel, con impresionante jugada de Víctor Guzmán, driblando a la defensa rival como si fueran conos. Eso lo dice todo.
El cierre fue otro zurdazo de Keisuke Honda, también al contragolpe, en un delirante final de este Pachuca, que ha mostrado su calidad.

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