Buenos Aires, Argentina (AFP).- Argentina disputará este jueves una de las dos últimas cartas que le quedan para lograr su pase directo y evitar que Lionel Messi, delantero del Barcelona, se pierda el Mundial de Rusia 2018.

Lo hará ante el sobresaliente Perú, en un choque no apto para cardiacos, en un escenario elegido por ser uno de los mayores mitos de la historia: La Bombonera, que tiembla cuando sus miles de aficionados saltan y gritan en forma atronadora.

Hasta ahora, la eliminatoria sudamericana ha sido un viacrucis para la Albiceleste, y el estadio podría ser un arma de doble filo, pues los seguidores argentinos ya no toleran a un equipo sin alma, frágil en la defensiva y apático en el ataque. La presión puede ser al revés.

Perú está en el cuarto lugar de la clasificación, el último que otorga el pase directo a Rusia 2018. Argentina le sigue con la misma cantidad de puntos, pero menor diferencia de goles.

De mantenerse así, deberá jugar una repesca ante Nueva Zelanda, campeona de la eliminatoria de Oceanía. Messi podría ser humillado. Sería también un duro golpe para Rusia 2018, el hecho de perder a uno de los héroes del futbol contemporáneo.

¿Podrán superar Messi y compañía el trauma de las finales perdidas en el Mundial de Brasil 2014, así como en la Copa América 2015 y 2016?

Lo único seguro es que la hora de despabilarse y llamar a la rebeldía se le acaba a esta Selección Argentina. El técnico Jorge Sampaoli lo sabe. “Debemos darle seguridad a los jugadores y el camino del ataque es el que debemos seguir sosteniendo con fuerza”, dijo.

Sin embargo, volvió a dejar afuera al delantero Gonzalo Higuaín, de la Juventus, por lo que se espera que Mauro Icardi acompañe en el ataque a Messi. Pero en lugar de Paulo Dybala podrían entrar Alejandro Gómez o Eduardo Salvio.

“Es difícil jugar con Messi porque jugamos en el mismo puesto”, dijo Dybala, también delantero de la Juventus, para explicar su bajo rendimiento. Sampaoli, parece, tomó nota.

Del lado de Perú, el seleccionador Ricardo Gareca espera que un delantero clave, Jefferson Farfán, del Lokomotiv de Rusia.