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Mira

17, octubre 2017 - 18:06

┃ EFE

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El Manchester City acaricia el pase a octavos de final de la Liga de Campeones después de imponerse hoy con mucho sufrimiento al Nápoles, en un partido con un primer tiempo excelso del equipo de Pep Guardiola y unos segundos 45 minutos de reacción valiente de los de Maurizio Sarri, que estuvieron cerca de remontar.

La pletórica, perfecta, primera mitad, en la que arrebató por completo el balón a los hombres de Maurizio Sarri, le valió al City, que gracias a los goles de Raheem Sterling (m.9) y Gabriel Jesús (m.13) suma tres victorias en otras tantas jornadas de ‘Champions’ y ya enfila con aplomo la siguiente ronda. Necesita un punto en San Paolo para reservar su billete a octavos.

Ocho minutos duró la resistencia del equipo partenopeo en Manchester, el tiempo que tardó Fernandinho en abrir a la izquierda a Sané, quien vio cómo le doblaba Silva por el costado y éste puso la redonda en el punto de penalti, donde no llegó Jesús, pero Sterling, atento como el mejor de los ‘9’, empaló de primeras para subir el 1-0 al marcador.

Sin tiempo para la reacción de los italianos llegó el segundo, obra de Gabriel Jesús. El nuevo zarpazo del City lo fabricó De Bruyne, que recogió un rechazo en la frontal y se escoró por la derecha antes de poner un centro raso al área pequeña para que Jesús se aprovechara de la lentitud de Albiol y sólo tuviera que empujar mansamente la bola al fondo de la red.

Los segundos 45 minutos fueron enteramente del Nápoles, que encerró al City en su campo y tuvo ocasiones de sobra para darle la vuelta al partido.

Primero fue Hamsik, con Ederson ya vencido y tras el enésimo error en la salida de los ingleses, el que estuvo a punto de marcar, pero su remate lo tapó el defensa Stones desde el suelo. Los visitantes pidieron mano, pero el inglés tenía el brazo pegado al cuerpo.

A falta de poco más de un cuarto de hora, el Nápoles se metió de lleno en el partido con un tanto de penalti, el segundo de la noche -cometido esta vez por Fernandinho sobre Ghoulam tras una buena internada del argelino-. El joven Diawara fue el encargado de lanzarlo y, con una calma impecable, no falló, aunque Ederson le adivinó el lado.