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31, octubre 2017 - 16:44

┃ EFE

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Madrid.- El Atlético de Madrid se asomó este martes al precipicio en la Liga de Campeones, con otro duelo decepcionante en desarrollo y resultado, el empate con el que naufragó en la cuarta jornada frente al Qarabag (1-1) y muchísimo más cerca de su eliminación que de una clasificación pendiente ya de un milagro.

Ya no sólo le vale con ganar sus dos partidos, la visita del Roma al Wanda Metropolitano y el choque contra el Chelsea en Stamford Bridge, sino también esperar que uno de los dos no venza al conjunto azerbaiyano, al que no ha sido capaz de superar el bloque rojiblanco en ninguno de sus dos partidos con dos empates que valen muy poco.

El Atleti tuvo ráfagas breves en el primer tiempo, cuando le dio intensidad a su empuje, movilidad a su transición y precisión a sus pases del medio hacia adelante. Entonces sí acumuló alguna ocasión, como la que salvó Sehic ante Gameiro tras una pared con Correa, este martes de nuevo perfilado a la banda derecha.

El atacante argentino es un recurso insistente esta temporada para el Atlético. Cuando no hay velocidad en el medio campo, cuando su rival limita los huecos o cuando Griezmann maneja la pelota entre líneas a trompicones, él es la imaginación, el desborde o la solución para un equipo que colisiona a menudo contra las defensas.

Aún demasiado intermitente, aún insuficiente, cuando el Atlético está tan por debajo del nivel que se espera. Ni mucho menos fue el ciclón que se preveía en un duelo de tal transcendencia y encima perdía al descanso, en un córner que remató Míchel entre la señal ya de alarma general rojiblanca en el campo, el banquillo y la grada.

No había cálculo ya probable ni futuro en la Liga de Campeones -por muchas matemáticas o carambolas en las próximas dos jornadas- sin reacción del Atlético en el segundo tiempo, en el que terminó con 55 minutos de impotencia y suplicio con un golazo de Thomas, un derechazo al que voló sin éxito el portero rival (1-1).

Antes había salvado Savic el 0-2 en un contragolpe del Qarabag, a un metro de la línea, cuando un adversario ya estaba dispuesto para empujar el balón; después el Atlético se encontró con otra circunstancia favorable, la roja directa a Pedro Henrique por una plancha sobre la cara de Diego Godín. 1-1 y superioridad numérica.

Un ejercicio ofensivo e insistente, con más fe que fútbol, contra el reloj y el repliegue total del conjunto azerbaiyano; una prueba de nuevo de pegada para el equipo rojiblanco, fallida para Gameiro, Filipe Luis, Gabi o Gaitán, con Savic expulsado y con el Atlético de nuevo empatado, a un milímetro ya del precipicio de la eliminación.

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