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1, noviembre 2014 - 21:40

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AGUASCALIENTES.- Octavio García ‘El Payo’ ha cortado dos orejas y salió a hombros de la plaza de toros de Aguascalientes. Él fue el triunfador de un festejo en el que Fermín Espinosa ‘Armillita IV’ tomó la alternativa. Fue con el toro ‘Zarco’, de Montecristo, y resultó ovacionado. Completa el cartel Alejandro Talavante, que no tuvo suerte con su lote y que anunció el regalo de un sobrero. Se lidia una corrida de Montecristo.

‘El Payo’ brindó al público su faena al tercero. Fue un toro bien presentado, pero cuyo comportamiento quedó muy mermado por la lesión de su pata trasera. ‘El Payo’ trató de sostenerlo y aunque el lucimiento y la transmisión eran muy difíciles, hizo sonar la música con dos buenas tandas sobre la mano derecha y caldeó los ánimos con un cierre muy intenso y torero. Prueba del gran momento que atraviesa fue que logró robarle muletazos al quinto de la tarde. Era un toro precioso de hechuras al que la falta de raza llevó a defenderse, a quedarse corto, a mirar al torero. ‘El Payo’ lo fue convenciendo a base de paciencia e inteligencia en los toques e hilvanó varias series antes de que el toro se orientase por completo e hiciese imposible continuar la faena. Cobró una gran y efectiva estocada y paseó una oreja para salir en hombros.

Fermín Espinosa ‘Armillita IV’ se convirtió en matador de toros con ‘Zarco’, un toro de Montecristo herrado con el número 99 y de 491 kilos de peso. Tras brindar a su padre, que se doctoró en el mismo ruedo hace cuatro décadas, el joven torero trató de sobreponerse al viento para ligar las embestidas del toro. Lo logró en buenos pasajes sobre la mano diestra y en naturales sueltos. Pudo cortar una oreja, pero no acertó a la primera con la espada. Libre de los nervios de la alternativa y menos molestado por el viento, ‘Armillita IV’ mostró las virtudes de su toreo y también su proyección. Fue con el sexto de la tarde, un toro que no tuvo mala condición pero tampoco transmisión excesiva. El joven torero mexicano corrió la mano con elegancia y despaciosidad, pero perdió trofeo al pinchar. Saludó una ovación.

Alejandro Talavante dejó un buen saludo capotero al segundo de la tarde, un toro que llegó al último tercio muy parado, defendiéndose y sin viaje. El torero extremeño le buscó las vueltas y le tragó parones y miradas, pero el peligro sordo del toro no llegó arriba y decidió abreviar. Se entretuvo con el acero. Toreó a un gran nivel al cuarto de la tarde. Fue un toro a menos pero con clase y Talavante, que había brindado al público, desplegó con él toda la variedad de su toreo despacioso y personal. Hubo bellísimos muletazos en el trasteo, que tuvo la virtud de ir adaptándose a lo que pedía el toro. Falló con la espada en el primer intento y se hizo un corte, pero cobró una estocada entera en el segundo viaje. El puntillero levantó al toro y lo que pudo ser una oreja, quedó en vuelta al ruedo. En el de regalo tuvo buenos momentos, pero todo quedó en silencio.

Toros de Montecristo y San Isidro (el 7º, como sobrero de regalo). Alejandro Talavante, silencio, vuelta al ruedo tras aviso y palmas de despedida; “El Payo”, oreja y oreja y Armillita IV, que tomaba la alternativa, ovación y ovación.