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Mira

1, diciembre 2017 - 16:47

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Porto, que una vez más dejó a Iker Casillas de suplente, empató hoy a cero con el Benfica, que acabó con diez jugadores un clásico de la Liga portuguesa algo deslucido por la falta de concreción y rodeado de enorme tensión.

El partido en casa de los “dragones” acabó por ser la oportunidad desperdiciada de los anfitriones, que cuentan ahora con 33 puntos, seguidos del Sporting de Portugal, que suma también 33 al vencer hoy al Belenenses (1-0) y del Benfica con 30 unidades.

Con Casillas siendo suplente por primera vez en un clásico desde que llegó a la competición lusa -su último partido como titular fue el 17 de noviembre en Copa de Portugal– los blanquiazules salieron al campo cautelosos, dispuestos a medir primero al rival.

El Benfica empezó fuerte con la primera tensión para el portero titular del Porto, José Sá, en el minuto 3, en el que tuvo que posicionarse deprisa para evitar un cabezazo de Jonas que estuvo a punto de abrir el marcador.

Pasados diez minutos, sin embargo, ambos equipos comenzaron a equilibrar sus fuerzas en un tenso tira y afloja que llevaba constantemente al Oporto al área del Benfica, para luego dispersarse sin demasiada coordinación ante la numerosa defensa roja.

A medida que se acercaba el descanso, el Porto fue consiguiendo romper el juego del Benfica, y Varela, cada vez más tenso en la portería de las “águilas”, se vio por poco con un gol en contra.

Los aficionados del Porto llegaron a cantarlo en el 57, a un remate de Herrera que dio en la red pero que fue anulado por posición irregular de Aboubakar muy discutida con el árbitro.

En cualquier, que no contara el tiro no significó necesariamente un descanso para Varela. Marega amagó dos minutos más tarde y Herrera volvió en el 64, mientras el Benfica cada vez se replegaba más y, en consecuencia, salía menos a desplegar su juego.

Ambos equipos trataron de modificar el paisaje durante los últimos treinta minutos con cambios en los delanteros, a los que se unió el inesperado cambio en el número de jugadores de las “águilas”.

Zivkovic, que entró al partido en el minuto 76, fue amonestado con la amarilla cuatro minutos más tarde por mala colocación y apenas dos minutos después vio la segunda por una dura falta sobre Otávio. En total, el jugador del Benfica estuvo seis minutos en el césped que desencadenaron mucha tensión entre sus compañeros.

A partir de ahí el ritmo se incrementó considerablemente, siendo para los benfiquistas especialmente importante la ocasión que tuvieron en el 85, cuando Krovinovic remató lo que parecía un claro gol hasta que José Sá realizó una parada espectacular.

Fue casi el único gran momento de peligro para el Oporto en todo el partido, que vivió sus últimos minutos con enorme tensión entre el cuerpo técnico y los jugadores de ambos equipos, inmersos en una gran discusión colectiva en la que cayeron objetos desde la grada.

El último tiro fallido del Porto a la portería rival llegó en el 93 por obra de Marega, que se llevó las manos a la cabeza en un gesto desconsolado que resume el sentir de los aficionados blanquiazules.

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