Como si el tiempo se hubiera detenido,  el podio de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 de pronto surgió en la plaza Don Mario Vázquez Raña, en el Comité Olímpico Mexicano, para la entrega de la presea de bronce a la pesista mexicana Damaris Aguirre, en una emotiva ceremonia que terminó por hacer justicia, nueve años más tarde, pero justicia al fin.

En aquellos juegos, en el país asiático, la mexicana culminó en el sexto puesto, sin embargo, tras una serie de investigaciones, la Federación Internacional de Halterofilia determinó que, por el doping de las atletas contrarias, la china Cao Lei, la kazaja Alla Vazhenina y la rusa Nadezhda Yevstyukhina, quienes habían conquistado oro, plata y bronce, el tercer lugar es para ella.

Es oficial: el nombre de Damaris Aguirre quedó grabado en el Muro de los Inmortales del @COM_Mexico

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— Esto en Línea (@estoenlinea) 7 de diciembre de 2017

Damaris recibió la ansiada presea de mano de Olegario Vázquez Raña, en representación del Comité Olímpico Internacional, y de Carlos Padilla Becerra, presidente del Comité Olímpico Mexicano. Una vez con la medalla en sus manos, se develó su nombre en el “Muro de los Inmortales”, el cual contiene el nombre de todos los medallistas olímpicos mexicanos.