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Mira

16, diciembre 2017 - 22:10

┃ Guillermo Martínez

nota-patinaje

POR GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ

FOTOS: MOISÉS ROSAS

La luna ensambló su luz hacia la pista de hielo en la Plaza de la Constitución, donde se tornó esplendorosa la magia artística del patinaje.

El arte y el atletismo de los canadienses Carolane Soucisse, Shane Firus, Camille Ruest y Andrew Wolfe, así como de los mexicanos Florencia Calderón y Dónovan Carrillo, con sus danzas y figuras acrobáticas hicieron olvidar a los presentes del frío invernal que se dejó caer sobre la ciudad.

Cuerpos en deslizamientos sobre sus patines controlando cada figura que emergía de sus entornos guiados por la música, el encanto de la noche y su sincronización con la creatividad de los deportistas que engalanaron con sus saltos y piruetas el ritual de la velada ofrecida en cuatro mil metros cuadrados de área congelada.

El breve viento sobre la plancha de asfalto no sofocó las ilusiones de ver grandioso espectáculo de hombres y mujeres que, gracias a la fuerza de sus piernas, mantienen el impulso que hacen con sus brazos al entrar a la pista.

Con ello los vítores y aplausos surgieron del respetable al admirar esos cuerpos encorvados y rodillas dobladas que se balanceaban a la rapidez del sonido de las baladas y la delicadeza del ballet que cada quien interpretó.

Brillo y color en un escenario de gran hegemonía y tradición cultural con la bandera de México ondeando en todo lo alto, así como las luces multicolores que adornan la Catedral, el Palacio de Gobierno y otras instancias a su alrededor.

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