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Mira

4, noviembre 2014 - 16:20

┃ María Vega

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Madrid.- La revolución planteada por el técnico del Liverpool, Brendan Rodgers, en el Santiago Bernabéu resultó infructuosa y su once plagado de rostros menos habituales acabó superado por el ímpetu de un hambriento Real Madrid.

Sonaba el himno de la máxima competición europea y los ecos llegaban desde el césped al banquillo. Allí, mejor escoltado que nunca, el portero suplente Brad Jones compartía protagonismo con estrellas como Gerrard, Balotelli, Coutinho, Henderson, Sterling y Glen Johnson.

Desposeído de algunos de sus mejores atributos como la consistencia de Gerrard o la velocidad de Sterling, el once se debilitó y sufrió las consecuencias, especialmente, durante una pobre primera mitad en la que fue incapaz de rematar entre los tres palos.

Arriba, Borini o Markovic eran elementos aislados que intentaban hacer la guerra por su cuenta ante la falta de ayudas. Del centro del campo para atrás, el equipo se ocultaba a la sombra de la media luna dejando elaborar a los blancos.

Benzema le ganaba la espalda a un inseguro Kolo Touré con recurrencia hasta hacer el primero del choque a pase de Marcelo mientras Isco y James hacían daño con sus conducciones al borde del área. Incluso Modric y Kroos parecían sufrir menos en la recuperación que otros partidos.

Así se llegó al descanso, con la sensación de que el castigo hasta ese momento se quedaba corto, más por la falta de acierto del Real Madrid que por los méritos mostrados por el Liverpool durante los cuarenta y cinco minutos iniciales.

De vuelta en el verde, mejoró la imagen del conjunto inglés. Más voluntarioso en la parcela ofensiva y algo más serio en la retaguardia, llegaron los primeros acercamientos al marco de Iker Casillas.

Sin embargo seguía faltando inspiración, algo que marcara las diferencias. Así lo entendían los numerosos aficionados ‘reds’ desplazados hasta la capital de España, que emitieron una sonora ovación cuando Gerrard salió a realizar ejercicios de calentamiento en el segundo acto.

No tardó mucho en salir el capitán. Lo hizo en el minuto sesenta y tres gracias a un doble cambio que también incluía a Sterling, siendo Lucas Leiva y Markovic los damnificados. Diez minutos después se les uniría el brasileño Coutinho, elegido para dar el relevo a Can.

Quizás por la tardanza en las permutas o porque las fuerzas del resto de futbolistas no daban para más, lo cierto es que la presencia de todos ellos no ayudó a aumentar las prestaciones del colectivo y el equipo acabó ofreciendo la sensación de que en ningún momento llegó a meterse de lleno en el choque.