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6, enero 2018 - 18:42

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CRÓNICA

 

Loas Pumas han protagonizado una fenomenal reacción en el Estadio Hidalgo para vencer 3-2 a Pachuca.
Franco Jara y Keisuke Honda habían puesto adelante a los Tuzos pero entonces surgió la figura de Nicolás Castillo para anotar un par, que sumado al de Jesús Gallardo le dio un enorme triunfo al cuadro de la UNAM.
El carnaval en la Bella Airosa acabó siendo universitario, y con mucho mérito, pues David Patiño manejó mejor las piezas y los tiempos para dar vuelta a un juego que tenían cuesta arriba.
Bien por los felinos y mal por los hidalguenses, que ante su gente acabaron descompuestos, superados en la última curva.
Hay que decirlo: fue un estupendo espectáculo y partido, con mucha intensidad antes que buen futbol. Nada mal para ser la primera fecha del Clausura 2018.

PACHUCA PEGÓ PRIMERO
Poco se notó que estamos en la fecha uno.
Tuzos y Pumas dieron un primer tiempo intenso, de constante lucha.
No se notó, al menos en el caso de los hidalguenses, la falta de pretemporada; incluso arrancó mejor Pachuca, con la pelota al pie, tomando la iniciativa.
Le costó un poco más a los universitarios arrancar en eso de elaborar juego pero conforme pasaron los minutos fueron creciendo y acercándose al área.
Cierto, no tuvieron tanta claridad pero el empeño los acercó bastante.
Cuando Franco Jara hizo el 1-0 para Pachuca, al minuto 35, la batalla estaba en el clímax, con dos cuadros entregados.
A esas alturas ya los visitantes se habían salvado porque Guzmán pateó mal un balón en el área; del otro lado, Alfonso Blanco atajó a lo grande una llegada de Cabrera.
El gol desató las emociones y también la polémica.
Al minuto 39, Nico Castillo fue a buscar un córner y Castillo lo derribó en el área, era penal pero el árbitro no lo apreció igual; en el contragolpe, Guzmán y Aguirre armaron la fiesta para que Keisuke Honda hiciera el 2-0.
Pumas y Patiño protestaron con todo pero no pasó de ahí.
La reacción auriazul vino después, cuando un error de la defensa tuza, en especial de Omar González permitió descontar 2-1 a Nico Castillo, al minuto 46.

GRAN RUGIDO
El furioso despertar de los Pumas se prolongó hasta el segundo tiempo, impulsado por el ingreso de Matías Alustiza.
El argentino le da otra dimensión al chileno con su sentido para profundizar; Alustiza siempre sabe donde pararse para hacer daño.
Ahí nació la enorme voltereta universitaria.
Primero, provocando la falta donde Poncho Blanco se equivocó y Jesús Gallardo empató 2-2, apenas en la reanudación de la batalla.
La UNAM se hizo grande con los movimientos de Patiño y, sobretodo, el empuje de su gente desde la tribuna, animando la manera en que peleaba su equipo, con Cabrera, Gallardo y Díaz empujando adelante.
El elenco de Alonso, en cambio, perdió la pelota y el sentido; dejó de hacer lo que mejor hacía en el primer lapso, que era manejar la pelota y el ritmo de juego. Gutiérrez dejó de dar salida y desaparecieron Aguirre, Honda y Guzmán.
Se trató de corregir con Palacios, con Sagal y hasta el “Chaco” Giménez pero antes Pumas daría la voltereta espectacular.
Otra vez Alustiza se junto con Nicolás Castillo y el chileno aprovechó el contragolpe para llegar ante Blanco y anotar con un toque de billarista.
La tribuna llena de felinos explotó, justificadamente porque si algo mostró Pumas ha sido alma y una entrega que siempre le va aplaudir su gente.
Lo que faltaba por hacer lo puso David Patiño, haciendo cambios para aguantar el embate final de los Tuzos con Casillas y Mendoza.
Aguantaron con todo, haciendo aún más brillante esta voltereta en el Hidalgo, silenciado por un rugido desde el fondo del pecho: un auténtico Pumas.

MxM

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