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Mira

6, enero 2018 - 11:21

┃ Héctor Reyes

Romel Pacheco

A los clavadistas Rommel Pacheco, Carolina Mendoza y la entrenadora Ma Jin,  les correspondió ser “Reyes Magos”, con las integrantes del equipo más pequeñas, seis niñas que gozaron el momento con una sonrisa a flor de labios y para el experimentado deportista volver a ser niño, un momento especial en su vida,  ya que marcó su llegada a la Ciudad de México procedente de Mérida, Yucatán, cuando tenía 11 años.

“En el Club donde yo empecé a practicar los clavados se hacía una rosca muy grande y cuando te salía el niño en lugar de comprar tamales lo cambiaban con un regalo, entonces me encantaba que me saliera para tener el presente,  la rosca siempre me ha gustado y cuando llegué a la ciudad de México muy niño es cuando me di cuenta de los Reyes Magos”, relató Rommel, quien ayer se incorporó de nueva cuenta a los entrenamientos.

La memoria de Rommel es extraordinaria, todavía recordó los regalos que recibió de los Reyes Magos: “ropa para el frío, chanclas y cosas de deporte”. Recién llegado a la capital, en enero de 1999 para integrarse a la Escuela de Clavados que impulsó la Federación Mexicana de Natación, junto con la CONADE y el Comité Olímpico Mexicano.

Foto: Martín Montiel

“Recuerdo mucho que compraba el globo, escribir la carta y mandarla por los cielos. Nunca lo había hecho. En Mérida lo hacía para Santa y la ponía en el arbolito. Se me viene a la mente que había un tianguis que se pone en estas fechas en la casa de un amigo de mi mamá donde me quedaba. Se instalaba todas las noches, vendían muchísimo regalos y estaba tan iluminado que parecía Nueva York”, una historia que marca esa etapa de transición en la existencia de Rommel Pacheco.

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Ahora, comentó que ya no le tocan los Reyes, pero si continúa disfrutando la rosca de Reyes y comprar los tamales si le sale el niño. En estas fechas se siente feliz y espera que a los niños de México les hayan llegado muchos regalos. En su caso, los Reyes Magos marcaron un cambio de vida, un nuevo estilo y costumbres diferentes a las que estaba acostumbrado.

“El compartir, el regalar, el ver la sonrisa de un niño al recibir algún regalo no tiene precio, yo creo que se disfruta en estas fechas al verlo desenvolver el obsequio, el cómo ríe, como juega, es lo más bonito y contento, el poder compartirlo junto con mi equipo”, subrayó el clavadista olímpico, en compañía de su mascota y de ET, con el que sacó algunas fotos para compartirlas en las redes sociales.

ESTO DIJO

“No puedo perder tiempo de aquí a Tokio, se pensará que faltan tres años, pero pasan muy rápido y cada competencia es muy importante. En el Exatlón, la gente tuvo la oportunidad de saber que el deporte te forma, te forja, te hace una buena persona, te da valores, te hace luchar y trabajar por un objetivo”, Rommel Pacheco, seleccionado nacional de clavados.

 

Foto Martín Montiel

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