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5, noviembre 2014 - 10:26

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POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

NO es fácil detener el paso de un torero, más que un tallón en la espinilla, o un empujón, un torero requiere de puñaladas para poder decir, “deja tomo aire y seguimos”. En verdad es todo un misterio el material del cual está hecho un coletudo, pues resulta increíble cuando te dan el número de cornadas que han recibido, a temprana edad taurina, o bien, al final de su carrera. Hay toreros que en muchos años sólo han sido revolcados por sus toros, pues ni una sola cornada recibieron en su vida activa como matadores. Sin embargo, hay quienes en su primer año ya tuvieron el amargo dolor de recibir hasta tres embates graves. Nada detiene el corazón de gladiador de estos hombres que visten de oro, a menos que en seis días te metan dos cornadas o que una sola sea de vida o muerte. Pero ya son casos extremos. También hay que subrayar que la medicina taurina actualmente se ha modernizado de manera trascendental, afortunadamente muchos toreros han salvado sus vidas pese a que han sufrido cornadas verdaderamente espantosas, de muerte.

Caso parecido a los casos extremos es el del matador Juan Pablo Sánchez, quien en menos de siete días sufrió dos cornadas: la primera fue el 25 de octubre, en la plaza de Pachuca, no obstante del percance de dos trayectorias en el muslo izquierdo, Juan Pablo decidió presentarse seis días después, el 31, en Juriquilla. Ese día sus carnes volvieron a sentir el ardor de otra cornada, ahora en el otro muslo, parte interna, debajo de la ingle. De una sola trayectoria, pero grande; afortunadamente de las llamadas limpias, que no afectaron arterias importantes.

No es sangre que se riega di oquis, sino que queda de manifiesto la raza de querer ser, el amor a la profesión y el pundonor de plantarle cara al toro bravo sin importar las condiciones físicas.

-Cuando te toca, aunque te quites, le decimos al matador Juan Pablo Sánchez, que se encuentra en etapa de rehabilitación en su domicilio de Aguascalientes.
“Y cuando no te toca aunque te pongas, mano. Esto ya estaba destinado”.

-Queda la disposición por estar presente en las tres corridas que tenías para ese fin de semana, a pesar de la cornada que llevabas.
“Había que por lo menos dar la cara ante estos compromisos importantes, son pruebas que pone Dios, para saber si en verdad se quiere ser figura del toreo y tengo toda la ilusión de serlo. Una cornada no me iba a parar, hicieron falta dos y al final tuve que ceder”.

-¿Cuál de las dos cornadas ha sido más grave?
“La de Pachuca tuvo un problema debido a que me la pegó el toro cerca de la que sufrí en la Plaza México en la temporada pasada, ya que ésta tenía fibrosis, por lo que la cicatriz se hace más tardada. La herida de Juriquilla fue mucho más grande, de una trayectoria menos, pero más grande, hacia arriba, que disecó algunas venas pero nada más. Mientras pasen cerca no importa las que deba pagar para ser figura del toreo”.

Juan Pablo recuerda que estaba toreando muy a gusto al toro de Campo Hermoso, nos comenta que por el lado derecho lo apretó más de lo debido en el pase de pecho y éste se defendió, pegándole el derrote seco.

En su carrera el diestro hidrocálido ha sufrido seis cornadas, no es que le dé alegría decirlo, “pero con tal de ser alguien importante hay que estar dispuesto a pagar esta factura”, añadió el torero, quien este año terminará con alrededor de 30 corridas de toros.

Juan Pablo señaló que todo el mes de noviembre estará en recuperación, para reaparecer el 6 de diciembre en un festival taurino, en Zacatecas. Por el momento en semana y media reaparecerá en el campo bravo.