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Mira

5, noviembre 2014 - 10:41

┃ Fernando Schwartz

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POR fin Santos se pudo coronar en un torneo bajo el mando de Pedro Caixinha. El portugués ha tenido en instancias finales de liguilla al equipo lagunero, se quedó en la orilla y desde que arrancó la Copa MX manifestó que quería llegar a la final y aunque comenzó tambaleante finalmente logró el objetivo y con ello mediante la repesca tomar cupo en la Copa Libertadores de América del 2016 si vence al campeón de la Copa MX del otro torneo corto. Caixinha, tres semifinales y un subcampeonato de Concacaf hasta que llegó el ansiado título.

Tavares fue un peligro constante con su movilidad y aunque Santos exhibió mucha superioridad, más bien Puebla demostró demasiadas flaquezas para pelear al tú por tú. Fue precavido en su planteamiento buscando un pelotazo, un balón parado, una genialidad de los pies de Cuauhtémoc, pero el problema de producción que los poblanos han tenido de media cancha hacia adelante, una vez más fue patente en una final desangelada, donde los laguneros llevaron el son del tambor al ritmo que quisieron imponer en la cancha.
La lluvia continua que cayó en tierras laguneras no influyó en el juego, por el buen drenaje de la cancha del Territorio Modelo y casi fue una noche de hilar y coser para el equipo de Caixinha, que mezcló poco a lo que usualmente pone en la cancha durante la Liga MX. “Chato” cumplió su promesa de brindar la Copa a su esposa que estuvo grave de salud las últimas semanas.

Con Tavares, Rentería y Quintero, Santos tuvo para entretener a la defensiva poblana que arrancó con línea de cinco para poder controlar en zona defensiva y ya en la segunda parte modificó a cuatro sin éxito realmente ante el asedio de los locales, aunque sí lograron llevar un poco más el balón a la media cancha y con disparo de media distancia ofender la portería de La Comarca. Cuauhtémoc fue quien tomó los hilos y se generó cierto peligro ante la portería de González que en la primera parte fue pleno espectador. Pero con este Puebla limitado y guerrero todo puede pasar. Romero siempre buen defensa, pero loco y acelerado se llevó una amarilla innecesaria dejando al Puebla con 10 y en lo más inesperado del partido fue la trompicada jugada en el área donde Pajoy al instante consiguió el empate y puso el partido a remar. César Ramos no vio el codazo de Cosme a Izquierdoz y esto fue al marcador.

Aguijonado con el gol, Santos metió la velocidad y a su más puro estilo apareció el “Avión” Néstor Calderón para aterrizar la victoria lagunera cuando el mundo se le nublaba. El Santos mereció más y finalmente lo llevó al marcador con dificultades porque entre el 55 y el 70, los laguneros tuvieron eso una Laguna en el partido que les impidió mantener la posesión y la calma necesaria en esta clase de partidos. Santos terminó pidiendo la hora en un estadio donde siempre se le había negado levantar una Copa tanto en torneos locales como en dos finales de Concacaf.

Cuando Puebla tuvo 10 metió más en problemas a Santos que cuando anduvo completo y los fantasmas rodearon a lo largo del juego en esa recta final de la segunda mitad. Santos apostó desde un principio a darle la seriedad a la Copa pero con empuje, pantalones, entrega y ganas. Noriega, el capitán consiguió el empate de los poblanos. Santos tiene futbol y no capitaliza. Puebla tiene pantalones y entrega llevando el partido in extremis a los penales.

Ahora fue el turno del joven González en ser el héroe cuando logró desviar el tercer penal de Acosta y con Santos anotando los cuatro y el poste de Torres todo acabó. Puebla fue bizarro, Santos tuvo la calidad y finalmente fue justicia pura en unos penales a donde nunca debió haber llegado el conjunto local que en 90 debió resolver.