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Mira

19, enero 2018 - 22:07

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Melbourne.- Obligados a jugar con temperaturas muy elevadas, varios tenistas alzaron la voz en el Abierto de Australia para reclamar un cambio del reglamento, pero para los organizadores la canícula forma parte de los inconvenientes de este deporte.

En Melbourne se contempla que los partidos sean detenidos en caso de un calor demasiado fuerte. No sólo es el termómetro lo que entra en juego ahí, sino que se valora una combinación compleja de temporada, tasa de humedad y velocidad del viento.

Aparentemente, ni el jueves ni el viernes, pese a una temperatura superior a 40 grados centígrados, se reunieron las condiciones para parar el juego y los partidos continuaron como si nada, pese al malestar de muchos jugadores por esta cuestión. La última aplicación de la norma contra el calor se remonta a 2014.

“No somos robots, no somos peones que se ponen sobre la pista”, protestó la francesa Alizé Cornet tras su derrota ante la belga Elise Mertens. Víctima de un golpe de calor, Cornet estuvo a punto de desmayarse en la pista.

Rafael Nadal, se mostró solidario, aunque él tuvo la ventaja de jugar en la tarde-noche, con mejor temperatura. “A veces es demasiado y puede ser peligroso. No es bonito ver a los jugadores sufriendo así en la pista”, mencionó.

Un día antes, el francés Gaël Monfils había estimado que se habían “tomado riesgos” con la disputa de los partidos. Como su compatriota, se sintió mal en la pista.

Su rival, el serbio Novak Djokovic, estimó que las condiciones habían estado “al límite”.

 

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