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Mira

20, enero 2018 - 20:11

┃ Guillermo Martínez

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POR HÉCTOR REYES

¡Todo mundo se alarmó!

El eco del golpe sobre el techo colgante de la Alberca Olímpica provocó una exclamación que pronto calló.

Era la primera clavadista que se presentaba en el tercer clavado dentro del orden de salida, durante la eliminatoria matutina para asistir al Grand Prix de Rostock, Alemania.

La veracruzana Samantha Jiménez, quien decidió entrenar, primero en Estados Unidos y luego con la selección canadiense, sufrió un accidente mientras iba a ejecutar el clavado tres y media adentro, es decir de espaldas al espejo de agua.

Los padre de la clavadista bajaron de las gradas, en ese momento su ex compañera de equipo y paisana Viviana del Ángel se zambulló hasta lo más profundo de la alberca para tratar de sacarla del agua. Otra se adelantó desde lo alto.

En fracción de segundos, tres jueces también entraron a la piscina para sacarla lo más rápido posible de la fosa de clavados. Desde que se golpeó había perdido el conocimiento y el impacto sobre el agua era lo más peligroso. El dejar de respirar era lo más delicado y el tiempo es muy importante.

Gustavo Osorio, con una experiencia de 51 años dentro de los clavados de México, declaró que fue un golpe muy fuerte, pero como el cuerpo humano es tan extraordinario y siente peligro, se desconecta solo: “Fue lo que se vio, se desconectó cuando fue el impacto, cayó y se comprimieron los pulmones por la caída de 10 metros, ya la sacaron, le dieron primeros auxilios. La niña está bien, nada más fue el susto”.

Gustavo nunca había observado un accidente así, aunque hay antecedentes con Mary José Alcalá y Jashia Luna en entrenamientos de caídas descontroladas, expresó que gracias a Dios no pasó a mayores. Él fue testigo del accidente mortal del clavadista soviético Sergei Shalibashvili en Canadá, previó a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, en 1983.

Las lágrimas se le desbordaron a Viviana del Ángel, una de las nuevas figuras de los clavados de México. Ella era la última en tirar, mientras que Samantha era la primera en el orden de salida e iba por su tercera ejecución.

“Yo ya había terminado de tirar, ella se estaba preparando y yo estaba en la esquina de la alberca. Entonces, yo estaba enfocada en lo mío. Nada más volteé y vi cómo salpicó el agua cuando ella había caído y me quedé impávida. Empecé a escuchar gritos: “¡Se pegó en la cabeza, se pegó en la cabeza!”. Entonces me aventé e intenté ir por ella hasta el fondo. Alguien se aventó desde arriba más rápido, la vi en el fondo y gracias a Dios la pudieron sacar rápido”, recapitula Viviana. Ya después llegó su familia y el personal de primeros auxilios.

Gabriela Agúndez, compañera de Samantha en su etapa infantil antes de que se separaran del equipo de Ma Jin, describió el accidente como algo muy grave, donde todos se alarmaron mucho: “Todos nos asustamos al ver el golpe, la verdad yo me preocupé bastante porque he compartido muchos momentos con Samantha, hemos estado en muchas competencias, muchos triunfos, muchas derrotas, pero gracias a Dios está bien, estable y espero que se siga recuperando”.

En el caso de Jahir Ocampo, quien las conoce desde pequeñas a todas, en el momento del accidente estaba calentando, pero muchas de las niñas se le acercaron y solo pudo brindarles algo de tranquilidad. Muchas de ellas iban a realizar el mismo clavado y les pidió calma y que no se preocuparan por ello.

En el último reporte del coordinador de clavados de la Federación Mexicana de Natación, Jorge Carreón, dijo que a Samantha la habían subido a piso en un hospital ubicado al sur de la Ciudad de México.

Desde que fue inmovilizada del cuello dentro de los primeros auxilios le suturaron una herida de cinco centímetros de la frente, la sometieron a un radiodiagnóstico. Permanecerá internada 24 horas, y de no presentarse alguna complicación, en tres semanas podrá volver a la actividad deportiva.

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