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Mira

22, febrero 2018 - 16:54

┃ Marco Polo Zúñiga

pedro-caixinha

Pedro Caixinha se estrenó como entrenador en México hace más de cinco años, cuando debutó al mando de Santos contra Chiapas en la jornada 1 del Clausura 2013. Un lustro después de esa tarde calurosa en Tuxtla Gutiérrez, el lusitano está al timón de Cruz Azul en un momento crítico de su naciente gestión; el torneo llega a su punto medio y en su regreso a la Comarca Lagunera se ve obligado a ganar para seguir con vida.

Los títulos que conquistó en Torreón le otorgaron una oportunidad en la dirección técnica del cuadro celeste. Durante su gestión con los laguneros levantó la Copa (Apertura 2014) y Liga (Clausura 2015), sin duda fueron buenas las actuaciones de Santos en la época que fue tutelado por el europeo.

No así en sus primeros meses como mandamás del Cruz Azul, a media semana eliminado de la Copa MX y estancado en el puesto 15 de la clasificación en el certamen liguero, con seis partidos al hilo sin victoria y apenas dos éxitos en el 2018.  La cruz es tan pesada para Caixinha que de asentarse el éxito en el TSM Corona, su equipo podría caer a la antepenúltima plaza, mientras que la Liguilla se alejaría dramáticamente.

Pese a esa tendencia desfavorable,  La Máquina tiene a su favor las estadísticas recientes cuando se trata de visitar la cancha de los Guerreros, sitio en el sucumbió por última ocasión en el Apertura 2013, aquel encuentro con pizarra de 3-2. Pedro dirigía a Santos; Oribe se convirtió la figura con dos anotaciones, por los capitalinos marcaron Joao Rojas y Christian Giménez.

Aunado a esa hegemonía celeste en casa de Santos, los Cementeros pueden presumir que su mejor rendimiento se ha dado fuera de casa en este certamen, pues únicamente ha tropezado ante Atlas en calidad de visitante (2-1). Derrotó al Rebaño Sagrado 1-3, después empató con Toluca (1-1) y Rayados (2-2) en territorio enemigo.

Circunstancias de la vida futbolística, Pedro necesita encontrar la brújula del Cruz Azul en el ardiente suelo que lo acogió por muchos años, un triunfo puede prender el motor de su equipo o una caída descarrilarlo de forma trágica en el ecuador del Clausura 2018.

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