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25, febrero 2018 - 0:20

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CRÓNICA

Con el drama del descenso más intenso que nunca, Lobos dio una mordida que le supo a permanencia. Los Tiburones no mostraron respuesta y se llevaron una goleada de escándalo, 5-0 final. Los escualos fueron despojados del agua y quedaron en la cancha de la BUAP desangrados para ponerse más difícil su estancia en el máximo circuito.

EL JUEGO

Sabedores que se juegan la permanencia, Lobos y Veracruz no se guardaron nada, pues tanto Rafa Puente como Memo Vázquez mandaron su mejor arsenal al terreno de juego.

Los licántropos empezaron a acosar a su rival desde el primer minuto y no descansarían hasta cazarlo. No tardaron mucho en tener las primeras oportunidades de cara a la portería que cuidó Melitón Hernández.

Advíncula fue el primero en avisar que iban por todo. Que ellos tenían más ganas de quedarse en el máximo circuito de los jarochos.

El peruano llegó a linea de fondo y mandó un centro que fue desviado por un defensa. Melitón tuvo que estirarse hacia el primer poste para mandar a tiro de esquina.

La banda de la izquierda fue el carril en el que los poblanos se sintieron más cómodos. Cortez y Advíncula se combinaron tantas veces quisieron para que Mares y Luna sólo pudieran verles el número en la espalda.

Lobos no descansó. Jordan Sierra avisó de nuevo. Quiso morder al escualo con un derechazo después de un contragolpe. El meta se tuvo que estirar para volver a desviar el esférico.

El partido se jugaba únicamente de un lado. La visita lució incómoda y sin claridad al frente. La pelota parada fue su mejor arma para causar inquietud en Villalpando.

Pero Lobos era el mandamás. Una triangulación de Cortez con Advíncula hizo que el casaca 17 llegara a linea de fondo y metiera una diagonal hacia la media luna la cual remató Carlos Adrián Morales de pierna zurda. Una barrida de la zaga ahogó el grito de gol.

Tensión de nuevo en la meta de Tiburones Rojos. Ramos salvó en la linea un tiro de Ávila.

Los de casa encerraron totalmente a los jarochos. La triubuna se encendió e hizo su fiesta. Animaron con todo a su equipo. Advíncula les respondió el gesto con un impactó de derecha que sólo pudo impactar la red por fuera.

Finalmente llegó el júbilo para la afición de la BUAP. Cortez cobró un tiro de esquina y Erpen llegó solo en el área chica a rematar. Melitón fue un espectador más, al igual que su defensa, de cómo la redonda se coló a la red. La banca se llenó de alegría y festejaron todos juntos como buena manada.

Hasta minutos antes delel final del primer tiempo llegó el primer intento de Veracruz con un disparo de Carlos Esquivel que se elevó mucho de la portería de Villalpando. El tiburón se asomó, pero el pitazo del entretiempo lo regresó al agua.

Para el complemento Lobos no dejó de insistir y Ávila llegó a linea de fondo para dejar a Jiménez solo frente a la portería. El ariete de Guadalajara desvió su disparo para el lamento de la afición licántropa.

No pasó mucho tiempo para que la cueva de los Lobos se iluminara de nuevo. Cortez marcó el segundo tanto después de una doble atajada de Villalpando. El acuatoriano no desaprovechó el rebote para mandarlo al fondo de la red.

Con la presa casi fuera del agua y sin poder respirar, Cortez cobró un nuevo tiro libre que el “Maza” remató de cabeza. Agónicamente, el balón cruzó la portería y se fue por la linea de banda.

Memo Vázquez empezó a mover sus piezas esperando llevar a su rival al agua; sin embargo, ni la entrada de Bravo ni Murillo fueron solución para los del Puerto.

Villapando le quitó la gloria a Ávila quien se animaba a meter el tercero y dar un tercer aullido, pero una gran atajada del mexicano evitó que se ampliara, de momento, la ventaja local.

No pasaron muchos minutos para que la mordida desagrara al “Tibu”. Jiménez quedó mano a mano contra Villalpando y mandó el balón al poste más lejano. El mensaje era claro. Lobos quiere quedarse en el máximo circuito.

Puente Jr. también modificó. No contento con dos de ventaja, metió a Quiñones a la cancha.

Conforme avanzó el reloj, los locales se hicieron amos de la posesión. No le prestaron el balón al

Si los Tiburones estaban fuera del agua y sin idea de dónde estaban, Amione aumentó la goleada con un testarazo.

Pero no era todo. Ávila metió el gol que sentenció el marcado e hizo que la mordida del lobo se clavó en lo más profundo de las branquias de los escualos.

Con la porra visitante apoyando, pese a las caras largas, llegó el final del juego. La tribuna dio un espectáculo que los locales agradecieron.

MxM

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