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Mira

9, noviembre 2014 - 22:01

┃ María Vega

nota-futi-sociedad-vela

POR FERNANDO SCHWARTZ

ESTUVE observando con detenimiento el duelo entre Real Sociedad y Atlético de Madrid, en el que Carlos Vela dio un juegazo previo a incorporarse este día a la Selección Nacional, en Ámsterdam.
Vi a Carlos sonriente desde el saludo con los rivales y el cuerpo arbitral. Cuando se dio el silbatazo, Carlos apareció flotando por todos los puestos de tres cuartos de cancha hacia adelante y dejó en claro su calidad y peligrosidad, sobre todo cuando lo dejan jugar así de libre. En el juego tanto Godín como Mandzukic le cometieron faltas que para un servidor eran penaltis no marcados e incluso en el primero con Godín le sacaron la amarilla pensando el árbitro que había fingido.
El gol que anota es de una impresionante comba en la forma que le pega al balón con su prodigiosa zurda y la pelota entra pegadita al poste, donde no pudo llegar Moyá, quien es cliente frecuente de Carlos, que le ha anotado en tres ocasiones diferentes.
Vela además fue golpeado fuertemente por el rudo estilo del Atlético y en ningún momento desmereció. Se levantó y anduvo, siguió hacia adelante sin intimidarse demostrando carácter.
Carlos, a raíz de su fascitis plantar, había disminuido en el juego y además se vio arrastrado por la mala racha de la Real Sociedad y en este partido volvió al estilo esplendoroso con el que cargó a los donostiarras a la Europa League en el curso anterior.
Además, de no ser habilitado por Agirretxe en dos o tres ocasiones donde estaba mejor ubicado y pudo llevar más peligro a la portería del Atlético. Carlos lució en el campo. Su rostro no abandona esa sonrisa socarrona que es parte de su personalidad aun cuando le amonestaron cuando metió el gol. Una sonrisa que concuerda con su dicho de que él disfruta el futbol en el campo, cuando juega, cuando participa, y no como un aficionado pegado a la televisión o en la tribuna, donde no le atrae para nada estar.
Carlos llega en buen momento. Confiado con un golazo, pero sobre todo esta vez con la disposición de ponerse a las órdenes de Herrera y sin duda alguna será el más perseguido en Ámsterdam desde que baje del avión, siendo interesante observar el manejo que tenga, ya que no es muy adepto a los reflectores fuera de la cancha.