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Mira

10, noviembre 2014 - 21:02

┃ Luis García Olivo

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ÁMSTERDAM, Holanda.- La llegada del Tricolor a esta ciudad implicó internarse en una urbe, que en la apariencia luce tranquila, pero que tiene su propio caos.

Cuando todo mundo se imagina que se despide paz y calma entre la decena de canales que atraviesan la ciudad convirtiéndola en un pequeño laberinto de ellos, la verdad es opuesta.

Dichos canales solamente son parte del paisaje junto a las bellas fachadas de las casas y pequeños edificios que se encuentran en el centro, pues el verdadero caos está en las propias calles, las cuales convergen con automovilistas, tranvías y millones de ciclistas que van de un lado a otro.

Si bien existen carriles confinados para éstos, hay puntos en donde se quedan a nada de atropellar a los peatones, o a su vez de ser arrollados por el tranvía. Los semáforos sirven para organizar, pero no lo es posible en su totalidad con los millones de ciclistas que usan la bicicleta por encima de los automóviles.

El peatón busca no estropear los caminos cuando a su vez es encantado por los canales que ve pasear las pequeñas embarcaciones, más adelante se detiene a tomar un café en donde se puede fumar a placer un cigarrillo de mariguana, pues aquí es completamente legal. Más adelante sigue su paso y se encuentra varios museos como el del sexo, uno de la cerveza y otro más de la inquisición, por lo que no deja de mirar a su paso.

Múltiples tiendas de ropa, rodean a un centro que es uno de los más importantes de Europa y que en él se puede encontrar la mayor exposición de pinturas de Van Gogh, la casa de Anna Frank y hasta todo el ambiente relacionado al ambiente gay, pues la ciudad es ícono de este entorno a nivel mundial.

Toque de cultura por las pequeñas calles, ambiente sensual con las sex shops e infinidad de rostros perfectos de mujeres son el día a día de una Ámsterdam que vive de la rodada, que no contamina con sus bicicleta, pero que le saca el susto a uno que otro que no sabe entender el pequeño caos. (Luis García Olivo/ Foto: Jorge Barrera/ enviados especiales)