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Mira

25, marzo 2018 - 22:31

┃ ESTO

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La entrega y pundonor del novillero potosino Ricardo de Santiago fue lo que marcó la diferencia en la cuarta novillada de la Temporada Soñadores de Gloria, en la Plaza México, luego de quedarse con el triunfo al cortar una oreja de gran valía, en una tarde en la que José María Hermosillo y José Miguel Arrellano saludaron en el tercio.

El ganado de San Constantino, propiedad de don Juan Pablo Corona, cumplió con lo dicho: de muy buen juego resultó el encierro, siendo los tres primeros aplaudidos en el arrastre por su magnifico juego.

José María Hermosillo abrió plaza ante el novillo Ilusión, al que le cuajó una faena por la senda derechista en la que dejó ver su corte clásico, toreando con temple y dejando muletazos de gran calidad que tuvieron un fuerte eco en los tendidos. La madurez y evolución de Hermosillo quedó de manifiesto ante la claridad y mando que tuvo con un ejemplar con nobleza y recorrido. Mató al primer viaje y aunque hubo petición, todo quedó en una salida al tercio. El novillo fue aplaudido en el arrastre.

Buen Amigo, segundo de la tarde, fue para José Miguel Arellano, que encontró la potabilidad por ambos lados del de San Constantino. Faena con destellos de pinturería y calidad esbozó el novillero hidrocálido que tuvo momentos importantes en una actuación en la que ligó series con clase. El novillo tuvo movilidad, y nobleza, y por ello permitió también la variedad a Arellano en su presentación en la Plaza México. Media ración de acero fue suficiente para pasaportar al socio. Saludó en el tercio y el novillo fue aplaudido en el arrastre.

Triunfador”, tercero del festejo para Ricardo de Santiago, al que fue a recibir a porta gayola, para después ligar dos largas cambiadas de rodillas, demostrando así que salió a por todas, luciendo también en el quite por chicuelinas. Solvencia dejó en los tres pares de banderillas que colocó y que lo llevaron a conectar al tendido. El potosino no tuvo una labor fácil con la muleta, puesto que el novillo se revolvía con prontitud, espiando y buscándolo y no se salvó de una fuerte voltereta y aunque pasó a la enfermería, regresó al ruedo para con sobrada actitud continuar su labor. Y ahí se quedó, plantando cara con firmeza para cortar una oreja de gran valía. El novillo fue aplaudido en el arrastre.

Lunero, cuarto de la tarde, ante el cual José María Hermosillo una vez más firmó la variedad en un trasteo firme, hilvanando series en las que se impuso a las condiciones del novillo que no tuvo el lucimiento que los anteriores. Correcto de principio a fin estuvo Hermosillo que mató al primer viaje para escuchar palmas.

Constantino, quinto de la tarde y segundo del lote de José Miguel Arellano, ante el que plasmó su variedad y vistosidad con el capote, en una faena que tuvo buenos matices, sobre todo cuando corrió la mano por el pitón derecho, en una labor que fue construyendo con buen gusto pese a que el novillo fue a menos con prontitud. Falló con la espada y escuchó división de opiniones.

Ricardo de Santiago, en su segundo socio y sexto de la tarde, salió una vez más con la plena convicción de alcanzar el triunfo y demostrar que busca y quiere un lugar privilegiado en la fiesta. Sobrada actitud tuvo pese al esguince que llevaba en la muñeca derecha. Tintes de clase y calidad, y sobre todo técnica y oficio dibujó con el cierra plaza con el que cosechó palmas.

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