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Mira

13, noviembre 2014 - 9:37

┃ Luis García Olivo

nota-futm-seleccion-holanda

ÁMSTERDAM.- Poquitos, pero ruidosos, los mexicanos que asisten a la Arena Amsterdam disfrutan la soñada revancha sobre Holanda, en el regreso de su máximo gladiador, Carlos Vela, a la Selección Nacional. Ingeniosos, se pintan solos para no perder detalle de la minigira europea, procedentes de París, Brujas, Madrid, Berlín, Roma y cualquier parte del “Viejo Continente”.

Por eso, mientras la asistencia holandesa es insuficiente, porque el gélido clima no es propicio para asistir al futbol y el rival tricolor no despierta el interés deseado entre la afición naranja, el color se pinta de verde en las tribunas con la lamentable porra en honor a la mascota de Tribilín, cada que el portero local Timothy Krul despeja desde su meta.

Una pizca del ambiente mundialista experimenta Ámsterdam, tras lo sucedido en la sede brasileña de Fortaleza, cada que Robben se hace del balón, abucheado por estos fanáticos que no cesan de gritar… “¡No era penal!”

Así lo expresan mediante pósters que recuerdan la frase en distintas formas, inclusive con playeras en las que aparece el dibujo del “clavado” del astro holandés, atorado por el capitán mexicano Rafael Márquez.

Mas no todo se lo lleva el folclore mexicano. Las pelucas naranjas aparecen por doquier junto a las enormes botargas de leones, quienes entran en calor y se unen a los luchadores, al infaltable Chihuahua y al enmascarado de plata. Risas de uno y otro bando. Comprensivos los holandeses, consienten los desfiguros de los visitantes, unidos –eso sí– por un elixir futbolero al que nadie pone pero… la embriagante cerveza.

Los bellos rostros de las mujeres tulipanas aderezan esta fiesta, aunque los asientos vacíos predominan y apagan el entusiasmo, entumido por el frío dominante.

Algunas de ellas exhiben su belleza inigualable y enamoran con una genuina sonrisa. Otras, de plano, descubren la banderita holandesa en sus mejillas y no falta la chica que sorprende con unos enigmáticos ojos de gato, que cautivan al más pintado.

Entonces, presurosa, fija la mirada y logra hipnotizar a su presa. Por eso ni te das cuenta cuando Carlos Vela aporta un par de golazos, mientras Memo Ochoa se luce debajo de los tres postes. El desquite ha llegado, les hemos ganado… Aunque ella tiene fascinada a esta minoría mexicana, que celebra con cánticos a la vez que clama justicia.

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