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21, abril 2018 - 2:35

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CRÓNICA

Decir que América no va en picada sería una mentira. Las Águilas están extraviadas en este cierre de torneo y anoche cayeron en Puebla, con una Franja que sin ser espectacular, tuvo la virtud de ser certera y saber manejar los momentos del encuentro a la perfección.

Lo de los azulcremas pasó más allá de un problema de contundencia. Se desesperaron, por momentos perdieron la cabeza y futbolísticamente no tuvieron los argumentos para responderle a un rival que venía de una racha muy negativa de resultados y que ahora, con este 3-1 a favor, mantiene viva la esperanza de colarse a la Liguilla.

Los Camoteros arrollaron a América. Exhibieron cada una de sus carencias y dejaron las alarmas encendidas en Coapa a semanas de la Liguilla, misma en la que en este momento, los “Millonetas” parecen no estar ni cerca de aspirar a ganar.

EL JUEGO

Por tercera semana consecutiva, América tenía ante si la oportunidad de amarrar de forma matemática la Liguilla sin necesidad de tener que depender de resultados de terceros. La victoria ante Puebla le bastaría a los azulcremas para asegurar su presencia en la Fiesta Grande y de paso, aspirar al subliderato general en la última jornada ante Santos. La mala racha de los Camoteros parecía brindar el escenario perfecto para que eso sucediera, pero las cosas no resultarían así de sencillas.

La Franja salió a morder en cada palmo de la cancha y a hacer valer su condición de local, tal y como lo hicieron durante una parte importante de la campaña. Muestra de ellos fue la ventaja tempranera que consiguieron de la mano de una acción en la que acuña cedió a Chumacero en los linderos del área. El boliviano tomó la de gajos y con una precisión milimétrica, la colocó pegada al poste, fuera del alcance de Marchesín, quien solamente fue un espectador más de cómo el balón pegó en el poste y recorrió un par de veces la línea de gol para terminar en el fondo.

El inicio resultó un calvario para los de Coapa. La claridad seguía sin aparecer y por el contrario, los albiazules daban sensación de peligro en cada uno de sus avances. Acuña se quedó cerca del segundo al prender una pelota de bolea dentro del área que para su mala fortuna no tuvo dirección de arco.

Las Águilas tardaron en dar muestras de vida. Su primer intento no llegó pronto, pero se dio en una jugada colectiva que acabó en una asistencia de Lainez a Aguilar, quien con la pata de palo buscó el segundo poste. Su envío se fue por arriba.

Con más chispazos individuales que una idea colectiva, los visitantes se mantuvieron en la búsqueda de la igualada. Renato Ibarra fue uno de los más impetuosos y en una escapada, logró colarse por derecha para tirar cruzado. El gol se cantaba, pero la zaga poblana logró rechazar prácticamente en la raya para evitar ser alcanzados en el electrónico.

La desventaja forzó a los cremas a buscar con mayor insistencia el tanto de la igualada en el complemento y cerca estuvieron cuando Ibargüen centró para Peralta, quien se tiró una vistosa chilena que la defensa escupió. En el rebote, Lainez recibió sin marca, no lo pensó dos veces y buscó la portería, pero Vikonis con la pierna mandó a tiro de esquina.

Con paciencia y a sabiendas de que los espacios llegarían, Puebla se encontró con el segundo tanto en una descolgada a velocidad en la que Fernández atravesó la cancha con pelota dominada, tiró una pared que lo dejó casi sin marca en el área chica, en donde únicamente tuvo que mandarla a guardar para encaminar a los suyos a la victoria.

Victimas de la desesperación y sin encontrar el futbol para responder en el terreno de juego, las Águilas cayeron en la desesperación y se enfrascaron en discusiones con el árbitro. Mateus Uribe no supo controlar la calentura y en una serie de reclamos vio dos amarillas. Se fue temprano a las regaderas y dejó a sus compañeros en inferioridad numérica.

Sin nada que perder y con el orgullo herido, los “Millonetas” no se replegaron. Era más lo que tenían que ganar que lo que podrían perder ya a esas alturas del juego. A centros desde las bandas trataron de inquietar de alguna manera y Corona fue de los pocos que pudo conectar de cabeza, pero el balón pasó desviado. Peralta fue otro que logró anticipar a su marca, pero su testarazo fue a dar justo a las manos de Vikonis.

La cereza en el pastel poblano llegaría por vía del canterano Pablo González en un contragolpe que el mismo inició y terminó en una gala de velocidad y técnica individual que le dio para llegar hasta el área rival, recortar a su marcador y ponerla pegada al palo. Goleada y baile en el cierre cortesía de Puebla.

El tanto de la honra amarilla llegó con Renato Ibarra. El ecuatoriano se metió en un pique en corto al área y logró vencer a Vikonis con un tiro raso. El gol llegó muy tarde para su causa.

Los focos rojos se encienden en un América que no tiene gol, no gana y va en picada justo en el momento más importante del semestre.

GOLES