Roger Federer, lesionado en la espalda y con la Copa Davis en el horizonte (21-23 de noviembre, en Francia), ha renunciado a disputar la final de la Copa de Maestros, que esta tarde debía enfrentarle a Novak Djokovic.

El suizo, que la víspera remontó cuatro puntos de partido contra su compatriota Stan Wawrinka, prefiere apurar las opciones de levantar su primera Ensaladera, que redondearía su currículo, en lugar de lograr su séptimo entorchado del torneo final. Nole es campeón sin jugar y disputará una exhibición contra Andy Murray para compensar al público, que esperaba un partido tremendo y se queda con un amistoso.

“No puedo competir a este nivel”, dijo el suizo sobre la pista, entre los aplausos del público y acompañado por Kris Kermode, el presidente de la ATP. “Es demasiado arriesgado a mi edad. No estoy en forma”, cerró tras firmar un abandono que no tiene precedentes en la Copa de Maestros y que en los torneos de máximo prestigio solo tiene el antecedente de la final de la primera edición del Masters 1.000 de Madrid (2002), a la que no se pudo presentar Jiri Novak.

A los 33 años, Federer lleva luchando casi un lustro contra los problemas de espalda. Eso, sin embargo, apenas le había afectado durante los torneos. En toda su carrera, el campeón de 17 grandes solo se había dejado de presentar a dos duelos.

Con el de hoy en Londres suma tres y una enorme decepción: tras un curso que le ha visto recuperar el número dos mundial, Federer se marcha con el sinsabor de no haber conquistado ningún grande y de que la espalda le impida celebrar una Copa que le habría dado muchos brillos a su curso. Queda una pregunta de lo más inquietante para sus intereses: ¿Llegará a tiempo de jugar la final de la Copa Davis el próximo fin de semana?