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7, mayo 2018 - 10:14

┃ EFE

Puyol

Carles Puyol, excapitán del FC Barcelona retirado hace cuatro años y galardonado el pasado sábado por el Athletic Club con el premio ‘One Club Player’, aseguró que “el punto de inflexión” de su carrera fue su decisión de quedarse en el Barça B en la temporada 1999-2000.

“En mi primer año casi me indicaban la puerta de salida. Desde el club me animaban a irme al Málaga, pero decidí quedarme en el Barça B”, recuerda el que fuera central del equipo azulgrana en una entrevista difundida por el Athletic a través de los canales oficiales con motivo de ese galardón.

Puyol recibió el pasado sábado en San Mamés, de manos del legendario exportero José Ángel Iribar, el premio que desde hace cuatro años otorga el Athletic a jugadores que, fuera del equipo bilbaíno, desarrollaron toda su carrera deportiva en un mismo club.

El defensa sitúa esa decisión de continuar en el filial por encima del recordado marcaje al entonces madridista Luis Figo en el clásico Barcelona-Real Madrid de octubre de 2000, aunque admite que en ese partido “al aficionado del Barcelona que no es tan asiduo al estadio, quizás es donde sí les sonó más el nombre de Puyol”.

El internacional confiesa también que, al margen de sus dos últimas campañas en activo, en “casi todas” las trece anteriores “llamaron equipos” interesados en su fichaje.

“Los primeros cinco años fueron difíciles, sin ganar títulos. Pero no podía irme sin ganar un título con el Barça y cuando empecé a ganar pensé ¿dónde voy a estar mejor que aquí? Otros clubes me pueden dar más dinero, pero el dinero para mí no es lo más importante. Nada me hubiese llenado tanto como jugar con mi club. Ese compromiso con la gente siempre lo he tenido”, subraya.

Puyol admite que ganar trofeos con el FC Barcelona “es lo máximo” y conseguirlo fue “hacer realidad un sueño” que tenía desde niño cuando el equipo azulgrana perdía y se “iba a la cama sin cenar” y “discutía” con su madre “porque no entendía” su pasión.

Poder llegar a La Masía con 17 años, llegar al primer equipo, ser capitán de tu club, ganar títulos… Es lo máximo y seguro que no hubiese sido tan feliz en otro sitio”, admite.

El defensa recuerda también la final de Copa de 2009 contra el Athletic como una “fiesta del fútbol” y explica la vuelta que dio al campo de Mestalla después de ganar con una bandera del Athletic y una ikurriña como un “acto espontáneo” de agradecimiento a la afición rojiblanca.

Era devolverle con ese gesto el cariño que estábamos recibiendo de una afición que acababa de perder una final y que se quedaba a aplaudirte y a rendirte homenaje. Estaba contento de haber ganado, pero me sabía mal por el Athletic porque también se lo merecía por esa unión con su afición”, explica.

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