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8, mayo 2018 - 8:47

┃ Luis García Olivo

Borja

Ídolo de Pumas y aún más de las Águilas del América, Enrique Borja realizó uno de los goles más recordados en la historia de México dentro de las Copas del Mundo y no tanto por su fabricación, sino por la euforia y emotividad con que el maestro, Fernando Marcos, lo narró.

“¡Borja no falles, no falles, gooooool de México, gooooool de México, miren ustedes. ¡Qué júbilo!”

Ubicados en el Mundial de Inglaterra de 1966, en la mítica catedral de Wembley, el Tricolor enfrentó a Francia en su primer juego. El equipo azteca era dirigido por Ignacio Trelles, el combinado contaba con las figuras de Salvador Reyes, Javier Fragoso, Nacho Calderón, Chucho del Muro, Aaron Padilla y Enrique Borja, entre algunos.

Con tan sólo 21 años, Borja debutaba en un Mundial con la playera nacional, aquella armadura en color guinda.
Corría el minuto 48 y en una desbandada por sector izquierdo, Borja recibió un pase de Ignacio Jauregui, Enrique, dentro del área, abanicó, la pelota le quedó ante la floja marca francesa y en su segundo intento, cruzó al guardameta en lo que fue un gran gol para la escuadra nacional.

Inmediatamente Borja corrió a celebrar en el tiro de esquina, Javier Fragoso lo cargó como si fuera de trapo y entre Salvador Reyes y Aaron Padilla lo atizaron de palmadas y leves sapes.

Las gradas de Wembley felicitaban y aplaudían al equipo nacional, pero a través de los televisores se escuchaba la enorme narración de Don Fernando Marcos, que al oírla la piel se ponía de gallina, pero lo más importante fue que Enrique Borja no falló. Sí anotó.

Aún con una corpulencia que delataba una plena juventud, Borja dejó en manifiesto su olfato goleador, el dote oportunista dentro del área y aunque no tenía una técnica muy depurada, su presencia en el momento exacto para marcar o resolver una jugada lo hicieron populares.

México no avanzó más allá de la primera fase en dicho Mundial de Inglaterra 1966, pero Borja sí participó en los tres cotejos frente a Francia, Inglaterra y Uruguay.

El equipo azteca regresaba al país con las manos vacías en cuanto a victorias, pues igualó 1-1 con Francia, perdió 2-0 con Inglaterra y empató 0-0 con Uruguay.

Un punto, un gol y la enorme satisfacción para el “Cyrano” al marcar en una Copa del Mundo, en Wembley y en el país donde nació el futbol, Inglaterra.

Hechos histórico para el joven número 20, que tras su buena actuación repitió para estar en el seleccionado nacional para el Mundial de 1970 que se realizó en México

Además de la Selección, tuvo dos grandes amores en el balompié ya que defendió los colores de los Pumas y América, con los Felinos debutó, pero con las Águilas se consagró y retiró en 1977.

En ambas instituciones dejó marcas e impuso nuevos registros, fue un jugador rentable e importante, tanto que fue el máximo goleador del Tricolor durante 26 años. Un legado histórico e imborrable.