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Mira

10, mayo 2018 - 12:48

┃ Marysol Fragoso

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Cada cual sabe lo que vale su mamá y lo que adora de ella: por ejemplo: su voz,  en ocasiones enérgica pero la mayoría: dulce  como una caricia para el alma; sus manos que tocan con cariño nuestro rostro; sus ojos que nos miran con ternura y amor; sus consejos; sus llamadas de atención, siempre a tiempo, siempre certeras: con la misma puntería que cuando nos lanza una cuchara de madera para reprendernos por la travesura que hicimos; sus lágrimas y sus rezos, cuando algo no nos sale bien; sus sonrisas cuando conseguimos las metas que nos proponemos; su satisfacción por contemplar a su familia unida.

Hay quienes no olvidan su sazón al cocinar,  su forma de coser una camisa o de forrar los cuadernos escolares, así como la forma diferente en que cada día peinaba nuestros cabellos: a la niña con trenza y a los niños poniéndoles limón porque aún no se usaba el gel.

“Cuando naciste fui la mujer más feliz del mundo”, me lo dijo mi madre, quien ahora, desde el cielo, nos sigue amando.

Lo cierto es que cada madre se siente la mujer más feliz del mundo, cada vez que tiene por vez primera a un hijo en brazos y así seguirá hasta el último de sus días.

Una madre ama incondicionalmente y sufre por sus hijas e hijos. Pero sin duda, no hay mujer más especial que la madre de un torero que al paso del tiempo ha curtido el corazón al lado del diestro de la casa. Se dice que “están hechas de pasta especial” y es cierto. Viven con la incertidumbre de lo que podrá pasar con su crío en el ruedo. Tarde a tarde están entregadas a ellos y a ellas.

Por ello, en este día, hemos querido que esos hombres y mujeres que se juegan la vida en el ruedo,  expresen el  amor a su madre, con sus propias palabras. He aquí los testimonios de toreros y toreras a su madre, así como el de la matadora Karla de los Ángeles, a su hija que ha crecido viéndola torear.

“Mi mamá ha sido fundamental en mi vida. Es la persona que más me ha enseñado en lo humano, en lo espiritual y en lo que al amor se refiere. Me enseñó a luchar por lo que uno ama; es un ejemplo de vida y ha sido un pilar que ha mantenido fuerte a toda mi familia pues en los momentos en los que uno se siente débil, ella nos ha dado la motivación,  todo el apoyo y el amor para alentarnos a hacer los que lo deseamos y para contar con esa fe para conseguirlo.

“Mi maná es una persona que ha sufrido bastante, pues fue esposa de una torero y ahora sigue sufriendo, sin embargo, tiene un amor tan grande, un sentido de la generosidad y del desprendimiento que  ha sido capaz de anteponer nuestra felicidad; tanto la de mi papá, como ahora la mía, que es el tema de torear; a la suya: Estoy seguro que a ella le haría más feliz, en términos más egoístas, que nosotros hiciéramos otra cosa, pero al ver que lo que más amamos es torear, ella ha sido capaz de darnos eso; así como de desprenderse de su comodidad y su tiempo al hecho de que nosotros podamos disfrutar de torear”.

Diego Silveti a su mamá, Laura del Bosque

 

“Gracias a mi madre por darme la vida y por siempre animarme a alcanzar mi sueño…aunque sea tan difícil para una madre de un torero. Felicidades en tu día! ¡Te quiero mucho!”

Juan Luis Silis a su mamá, María Teresa Bobadilla Rodríguez

“Mamá, el mejor regalo que te puedo entregar y que sé que es el que más te gustará, es mi corazón y todo mi cariño”

Arturo Macías a su mamá, Lilia López Muñoz

“Mamá, quiero darte las gracias por ser como eres. Por estar disponible en todo momento, por dejar de dormir cuando caigo herido, por darme todo sin esperar nada a cambio, por llorar cuando yo sufro y también gracias por reír cuando triunfo.

Ernesto Javier “Calita” a su mamá, Eva García de Guindos.

“Ella representa en mi vida. Es mi inspiración, mi esperanza, la fuerza y el amor,  muchísimo amor. Tenerla ha significado conocer el verdadero amor. Nunca quise hacer a un lado mi carrera por cuidarla a ella. Considero que he hecho todo lo que está en mis manos para realizarme en mi carrera y por mucho tiempo combiné su crianza y el toro. Ella creció al lado de toreros, entre el campo y las corridas”

Fabián Barba a su mamá, Dulce María Rivas Godoy.

 

“Me quedo en blanco al querer escribir a mi mamá todo lo que significa para mí y lo mucho que la quiero. Quizá es esa complejidad que tiene todo lo que es grande y sencillo a la vez. Desde que era niña, siempre creí que eras como una especie de superheroína, pero hoy, estoy plenamente convencida de que lo eres. No hay quien me ame más que tú, y siempre te has hecho cargo de mis heridas, las cornadas y lesiones del cuerpo, pero también de aquellas profundas que no se ven: las del corazón.

Karla de los Ángeles a su hija, María José de 8 años de edad.

“No es necesario ponerte aquí todo lo que siento por ti porque día a día te demuestro. TE AMO y te admiro por tu belleza, por tus fuerzas, por no rendirte nunca y por ser la mejor: la única mamá del mundo. Sigue echándole ganas, por el momento yo lucharé para comprarte la casa de tus sueños, el carro más bonito, simplemente lucharé para pagarte todo lo que has hecho por nosotros. Por el momento te seguiré disfrutando. Hermosa: ¡NO TE RINDAS NUNCA!

Hilda Tenorio a su mamá, Hilda c. Patiño Bautista.

“Todo lo que soy y espero ser, y más, en ésta difícil profesión, se lo debo a la angelical solicitud de mi madre. Me di cuenta de que cuando miras a tu madre, estás mirando al amor más puro que conocerás jamás

José María Mendoza a su mamá Oralia Rojas García.

“Mi mamá es mi motor, mi amuleto, es una gran taurina, tengo mucha suerte de tener una mamá como ella, créeme que ella es más valiente, nunca echa “la pata pa’tras” ante ninguna situación ¡La admiro tanto! Es increíble con cuánto amor ha sacado adelante a su familia. Es una gran hija, una gran hermana, un gran ejemplo de vida, en pocas palabras la mejor mamá que me pudo haber tocado.

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