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Mira

17, noviembre 2014 - 11:29

┃ Luis García Olivo

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MINSK, Bielorrusia.- Segundo día de actividades en este país y el frío recrudeció. Con tres grados bajo cero que con el viento se convertían en diez transcurrió el día en esta urbe, que a diferencia de Ámsterdam es más tranquila.

Situación que se puede apreciar un poco mejor, pero el único y más importante inconveniente es el intolerable frío, que ni con chamarras se calma un poco, los que no somos de aquí no lo soportamos. En tanto que los habitantes de aquí lo toman con normalidad, tan así que las mujeres usan en su mayoría faldas o vestidos, por lo que el frío les hace los mandados.

El frío se advierte en los vidrios de los automóviles, que parecen estar congelados, pero conforme uno avanza se tornan nítidos para ver a lo lejos el gran lago Yanka Kupala, mismo que atraviesa de norte a sur gran parte de la urbe y que a sus alrededores cuenta con plazas y monumentos que son de esparcimiento para los bielorrusos.

Si bien es un país independiente que se separó de la URSS a inicios de la década de los años 90, por monumentos, plazas y parques se ve la influencia de la bandera china, como parte del entorno socialista o que recibieron influencia de ese viejo país.

Con el andar entre frío, la gente actúa de la misma manera, no es cordial ni mucho menos cálida, pero a la par de las banderas chinas que se ven en todas partes, la belleza femenina es de admirarse: mujeres altas, espigadas y blancas muestran elegancia y perfección, pese a que los abrigos escondan sus siluetas. Con rostros finos, cual muñequitas de porcelana, podemos admirarlas en la librería nacional, el conservatorio, el congreso bielorruso, teatros, la plaza y palacio de la república, la casa de gobierno, centros comerciales o en el mejor de los casos en las calles y transporte público; una auténtica pasarela de modelos europeas, modelos bielorrusas.

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