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18, mayo 2018 - 23:27

┃ José Ángel Parra

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TEXTO: JOSÉ ÁNGEL PARRA

El nombre de Lothar Herbert Matthäus está más allá de un récord mundial. De corta estatura (1.74) por tratarse de un alemán, es sinónimo de perseverancia y rectitud. Porque a diferencia de otras leyendas futboleras, sus logros van de la mano con el correr de las edades, hasta convertirse en el futbolista con más partidos disputados en Copas del Mundo (25), y el que más minutos registra en la historia de la justa balompédica (2048). Ninguno como él en esas latitudes.

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Los germanos reflejan disciplina, tenacidad, sensatez, rectitud, además de ser muy trabajadores, empeñosos y perfeccionistas. Lothar es un ejemplo de ese compendio de virtudes enarboladas por su raza. En 1998 se convirtió en el segundo futbolista en disputar cinco Mundiales (después del portero mexicano Antonio “La Tota” Carbajal), pero el capitán teutón redondeó desde hace 20 años la mítica e inigualable marca de 25 encuentros a lo largo de esas cinco justas futbolísticas, en los cuales fue titular 22 veces, acumuló seis anotaciones y aportó dos más en serie de penaltis, una de ellas contra México, en el lejano 1986, para contribuir al éxito de su selección en pos del anhelado desempate.

Originario de Erlanger, Franconia, Matthäus fue seleccionado de su país desde los 18 años a nivel juvenil, por eso su rápido y vertiginoso brinco a la Bundesliga y más adelante el ascenso al representativo mayor, que le permitió incluso formar parte de la convocatoria del estratega Jupp Derwall de cara a España 1982.

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En dicha instancia, Lothar, con 21 años de edad, debutó como mundialista el 20 de junio de 1982, en el estadio El Molinón, en Gijón, en el triunfo de 4-1 sobre Chile. Ese día ingresó como suplente, sumó 29 minutos y otros 24 en el ajustado triunfo (1-0) sobre Austria. Alemania llegó a la gran final, la cual perdió frente a la Italia de Paolo Rossi, aunque Matthäus no vio minutos en aquella épica batalla.

Lo bueno para él es que pronto tendría su oportunidad en dicha instancia y por partida doble. Primero, cuatro años más tarde, en México 1986, asistió como titular ya de la mano del inmortal Franz Beckenbauer, al mando de la dirección técnica de la selección germana. Lothar consiguió su primer gol mundialista en dicho certamen, en el triunfo de 1-0 sobre Marruecos, celebrado en el “Volcán” Universitario, en San Nicolás de los Garza. Después, en cuartos de final, contribuyó al logro de su equipo tras el 0-0 frente a los mexicanos, al aportar una diana en la serie de penaltis que echó a los nuestros de la competencia.

En la gran final se topó con el poderío de la Argentina de Diego Armando Maradona, a la que le cobraría cuentas justo cuatro años después, en Italia 1990. Y es que para el certamen europeo, Lothar llegó en su mejor momento. Convertido en capitán del representativo de su país, aportó cuatro dianas a lo largo de la competencia, para transformarse en guía de su escuadra con tal de cobrarse aquella afrenta sufrida en el estadio Azteca.

Italia sería el escenario perfecto de la revancha sobre la albicelete, tras un polémico penalti pitado por el silbante uruguayo-mexicano, Edgardo Codesal. La Copa Mundial la recibió Matthäus, como capitán teutón. Justo premio a su perseverancia y liderazgo.

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Los años le cobrarían factura en los dos próximos Mundiales. Ya con Berti Vogts como seleccionador, Lothar participó también en Estados Unidos 1994 y Francia 1998. En ambas competencias se quedaron cortos y fueron eliminados en cuartos de final.

Durante su larga ruta fue parte de varias generaciones alemanas, como Harald Schumacher, Paul Breitner, Karl-Heinz Rummenigge o Uli Stielike, en el lejano 1982, hasta alternar con símbolos como Andreas Brehme, Thomas Berthold, Jürgen Klinsmann, Rudi Voeller, Pierre Littbarski, Karlheinz Riedle, Andreas, Moeller, Stefan Reuter y Oliver Bierhoff, en las instancias posteriores.

Para trascender como histórico requirió de trabajo constante. Hoy, además de ser uno de los dos futbolistas que registran más participaciones en el torneo más importante del planeta, puede presumir haber disputado dos finales en Mundiales. Leyenda alemana por más de 16 años. Una misión única, como la ingeniería y los blasones de este rey león.

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