23, mayo 2018 - 11:00
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Corría el año 2010. Tigres se encontraba cerca de tocar fondo, al ser el penúltimo lugar de la tabla de cocientes. La paciencia de sus fieles aficionados cada vez era menor. Urgía un golpe de timón que sacara del hoyo a una institución que hoy marca pauta en el balompié nacional.
Fue ahí cuando surgió el nombre del Ingeniero Alejandro Rodríguez, quien anteriormente había sido presidente del club entre los años 2001 y 2004. Ese momento marcaría un antes y un después en la época reciente de la U de Nuevo León que, sin saberlo, daría vuelco total a su realidad con dicho nombramiento.
“Le vamos a regresar a Tigres lo que nunca debió haber perdido: su pasión”, prometió. “Les quiero asegurar que todos los que estemos en Tigres, de aquí en adelante, necesitamos tener esa pasión, ese convencimiento que cada uno de nuestros actos tiene una repercusión en la gente”, añadió Rodríguez durante su presentación.
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La primera gran decisión del “Inge” en la presidencia norteña fue contratar a un viejo conocido del equipo felino: Ricardo Ferretti asumió la dirección técnica y de a poco logró colocar a los de la Universidad Autónoma de Nuevo León lejos de zona de peligro. Lo mejor estaba por venir.
Un año después de su nombramiento comenzaron a llegar los títulos. El del Apertura 2011 sería el primero de los cuatro que conquistó. Ese, en particular, rompió un ayuno de 29 años sin llevarse la Liga MX y tal vez con una plantilla mucho menor en presupuesto comparada con las que más adelante se coronarían.
Con el transcurso de los años, Rodríguez se volvió pieza medular para que Tigres comenzara a romper la Liga con sus fichajes. Nombres como el francés André-Pierre Gignac, Guido Pizarro, Eduardo Vargas, Carlos Salcido, Javier Aquino, entre otros. Todos y cada uno desquitaron con creces cada peso de lo invertido para justificarlos con trofeos.
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Siete años y medio después, Alejandro deja el cargo y pone la vara muy alta. Ahora fungirá como consejero para dar paso a Miguel Garza en la presidencia tigre. Su legado es incomparable. Dejó un modelo de trabajo con éxito probado y que se convirtió en espejo del resto de clubes en México.
Con copas en la bolsa y el cariño de una de las hinchadas más nobles del futbol nacional, Alejandro Rodríguez dijo adiós. El tiempo dirá si los regios lo extrañan o no.