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24, mayo 2018 - 23:23

┃ José Luis Camarillo

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POR JOSÉ LUIS CAMARILLO

FOTOS: ULISES BRAVO

(PRIMERA DOS PARTES)

Con su característico buen humor, el sonorense Óscar Valdez (24-0, 19 noqueados), campeón mundial pluma de la WBO, nos platicó en visita a ESTO de la pesadilla que vivió el pasado 10 de marzo durante una noche lluviosa en Carson, California. Ahí, se sobrepuso a una fractura de quijada desde el quinto round para terminar dominante los 12 episodios contra el inglés Scott Quigg, un doble ex monarca del mundo que además se excedió del peso reglamentario.

“Primeramente, estoy contento, agradecido, de que estamos aquí ya sanados y de que ganamos; sin embargo, estamos enojados por lo que me pasó de que me fracturó la mandíbula, pero a final de cuentas, satisfechos por estar bien para la siguiente pelea”.

El dos veces peleador olímpico (Beijing 2008 y Londres 2012) manifestó que “no hubo cirugía, dejamos que soldara hueso con hueso; el cirujano maxilofacial Douglas Galen dijo que iba a soldar mucho más rápido, que la recuperación iba a ser más rápida. Estamos viendo pelear otra vez a fin de año”.

BOCA TOTALMENTE CERRADA

Óscar explicó: “Me amarraron la boca, me la cerraron. Estuve tomando puros líquidos, solo licuados, fueron dos meses que no pude comer bien, pero lo difícil ya pasó, lo bueno es volver entrenar, siempre y cuando sea cero sparring y cero contacto en la cara”.

OCHO ROUNDS LASTIMADO

“Fue en el quinto round -recordó-, en cuanto me dio el golpe sentí que me había quebrado la mandíbula. Al regresar a la esquina (con su padre, del mismo nombre, y el entrenador Manny Robles), les dije de mi lesión. Mi padre me preguntó si podía continuar y cómo me sentía. Le dije que ‘bien’. Había momentos entre rounds que se me acumulaba mucha sangre, mi idea era que no se diera cuenta mi rival ni mucho menos el réferi; cada que tenía chance de abrazarlo escupía la sangre o regresaba a mi esquina y tiraba la sangre acumulada. Funcionó, porque al final Quigg no se dio cuenta”.

-¿Tu instinto no te hizo dudar?

“En el quinto asalto me puse a pensar por varios segundos. En el descanso del quinto para el sexto round me senté, le dije eso a mi padre. Fue cuando me preguntó si estaba bien, le contesté que sí, por instinto, pero dentro de mi mente hubo esa duda de si debo continuar o si la va a parar el réferi, pero en lo que lo estoy pensando se me acabó el tiempo y no me quedó más que salir a pelear”. (CONTINUARÁ)

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