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3, junio 2018 - 22:49

┃ Luis García Olivo

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POR LUIS GARCÍA OLIVO

ENVIADO ESPECIAL

GRACIAS Y A DISFRUTAR

Estocolmo.- Con un ligero nudo en la garganta inicia una nueva cobertura con el Tricolor. Posiblemente se eche de menos el ir, llegar, viajar, correr y estar lo más cerca de las noticias y sus protagonistas. Se aproxima un nuevo Mundial, el segundo y una dicha más para un servidor. El cierre no puede ser mejor desde l a ruta del Cuadrangular, Hexagonal, duelos “moleros”, Copa Confederaciones y hoy estamos a las puertas del máximo torneo de futbol que se da cada cuatro años.

Una nueva travesía y flamantes aventuras qué contar, con quién más si no que con Jorge Barrera, un “viejo lobo” de mar, que se las sabe de todas en el mundo del enfoque, las lentes y cámaras. Un nuevo episodio qué contar a la gente, que sigue creyendo en nosotros y que hoy, nuevamente, nos queda agradecer por el respaldo.

Faltarán agradecimientos a todas las autoridades y nuevas cabezas de OEM por el apoyo en todos los rubros y también a los del increíble Sepia; a toda la labor de Chava, Huesca, George, a la toda la banda de la redacción, que es placentero charlar de cosas serias, como hasta de las infaltables bromas. A los fotógrafos, los de la web y a los administrativos por su labor para un servidor.

Es ilógico no agradecer y no acordarse de la familia y amigos, del respaldo y apoyo de mis padres, hermanos, tías, primos y sobrinos. Punto y aparte la enjundia de mi pareja, por también aguantar tantas millas de vuelo y separación, y que nuevamente el respaldo es total, así como también el de los suyos.

Inicia la aventura, el ir y venir, el correr de aquí para allá, de documentar y hacer “check out”, de andar de un lado para otro en busca de estar lo más cerca del Tricolor y su trabajo en la Copa del Mundo, a la espera de ver la hazaña del quinto partido y pensar en cosas grandes, en busca de narrar esa historia.

El tiempo se fue volando, pareciera que ayer que se celebró Brasil 2014, pero la actualidad dicta que es momento de un nuevo Mundial, aquel que me atrapó desde Italia 90, cuando con mi padre observé en una televisión Hitachi de blanco y negro.

Cómo no recordar el de EU 94, cuando al salir del catecismo corría para ver el segundo tiempo de algunos partidos o el de Francia 98, cuando era un estudiante de secundaria y con los cuates hablaba de la Croacia, que hizo historia.

En 2002 me desvelaba para ver al Tricolor sin importar que a temprana hora tuviera clases en el CCH. Llegó 2006 y el Mundial de Alemania no faltaba verlo a través de un bar, con chelas y cuates. Cuatro años después me tocaba vivirlo dentro de la trinchera del Sepia, al recibir la información de Chava y el buen “Lunático”.

Brasil ya fue para vivirlo, gozarlo y redactarlo en carne propia. Natal, Fortaleza, Recife, Salvador de Bahía, Belo Horizonte, Sao Paulo y Río de Janeiro nos cobijaron, como si supiéramos a la perfección el teje y maneje de las ciudades.

Hoy es otro Mundial, otra oportunidad para disfrutar, gozar e informar. Regresar a Rusia, como lo fue en 2017, con la espera de que nos vaya mejor. La aventura inicia en Estocolmo; continuará en Copenhague y en Rusia se contará lo mejor. Y desde Suecia comenzamos, que comience lo mejor.