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Mira

19, junio 2018 - 17:38

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CRÓNICA

Después de las derrotas de Egipto, Marruecos y Nigeria, alguien tenía que dar la cara por el futbol africano y ese fue Senegal, que hizo un partido impecable frente al poderío polaco encabezado por Lewandowski, quien pasó completamente desapercibido en este encuentro, producto del impecable trabajo senegalés, que no estuvo encabezado por Sadio Mané, sino por el número 5, Idrissa Gueye, jugador del Everton de Inglaterra.

Polonia estaba prácticamente en casa, el estadio Spartak, que registró una entrada de 44,190 espectadores, fue invadido por los polacos, que aprovecharon la cercanía con el territorio ruso para venir en desbandada y brindarle todo el apoyo a su Selección, que tuvo un mal inicio en esta Copa del Mundo.

Senegal, inesperadamente, toma la cima del Grupo H junto a los japoneses. Los grandes favoritos de este sector han caído en su presentación mundialista: Polonia y Colombia.

Los polacos cometieron el error de ser demasiado calculadores, de no tomar la manija del partido desde el inicio y en el afán de conocer las armas de su rival, lo dejó crecer. Los africanos tomaron mayor confianza con el paso de los minutos. En cuanto se sintieron seguros en el terreno de juego, comenzaron a ser más atrevidos que los polacos.

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A excepción del portero, todo el equipo de Senegal juega en las ligas de Inglaterra, Francia e Italia. Hay talento, capacidad y están bien dirigidos. Sadio Mané podría ser el hombre más destacado por su labor en el Liverpool, equipo que destacó al llegar a la final de la Champions, pero los verdaderos conductores de Senegal son el número 5 y el número 13, incansables Gueye y Ndiaye, sobre todo el primero porque al momento de la creación, todos los balones pasan por sus pies, aunque para la FIFA el jugador del partido fue Mbaye Niang, autor del segundo tanto.

Gueye fue quien provocó el primer tanto del partido. Su disparo fue desviado por la defensa y el portero polaco nada pudo hacer. Así se fueron al descanso.

TARDÍA REACCIÓN

Polonia tenía que cambiar su actitud, arriesgar más para evitar la derrota. No se puede encarar un partido de Copa del Mundo sin asumir riesgos y más cuando se está abajo en el marcador. Todos esperaban que apareciera Lewandowski y lo más que hizo fue ejecutar un tiro libre. El portero senegalés voló para evitar la anotación.

Había más intención en el accionar africano y en una jugada sorpresiva, vino la segunda anotación. Niang apareció solo por el lado derecho y no perdonó. Con el 2-0, los polacos en la tribuna ya no fueron tan entusiastas hasta que Krychowiak acercó a Polonia con el tiempo encima.

Ya no hubo tiempo para Polonia. Vino el silbatazo final y Senegal se quedó con los tres puntos. Los aficionados senegaleses, aún siendo minoría, armaron la fiesta. ¿Y Lewandoswski, apá?

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