Moscú Rusia.- Portugal vuelve a encomendarse a la pegada de Cristiano Ronaldo, su capitán y gran referencia, para intentar derribar el muro que representa la Selección de Marruecos, y sumar su primera victoria en el Mundial de Rusia 2018, después de haber salvado un sufrido empate ante España.

Aún resuenan los ecos de la noche estelar del delantero del Real Madrid, en Sochi. Su eficacia ante España salvó de un auténtico disgusto a los actuales campeones de Europa, quienes habían desperdiciado dos ventajas en el marcador y quedaron contra las cuerdas.

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El golazo de último minuto por parte de Cristiano Ronaldo dejó un punto en el casillero y sobre todo un botín de esperanza.

CR7 se echó al equipo a la espalda y, con su triplete, frustró la remontada de España ante el asombro del mundo, para, al menos por ahora, ganarle la partida al argentino Lionel Messi y el brasileño Neymar.

La dependencia en CR7 es indiscutible. Es el líder fuera y dentro del campo. Es algo que está asumido, porque, aunque el seleccionador Fernando Santos dispone de otros magníficos futbolistas, el madridista es el factor que marca la diferencia.

El encuentro de hoy, en el estadio de Luzhniki, es de vital importancia. No sólo para Portugal, pues Marruecos, derrotado en su estreno, con un autogol, se juega todas sus opciones.

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Ante España el cuadro luso no tuvo el balón. Ante Marruecos, la cosa cambia. Para los lusitanos, la iniciativa será suya. Asume su favoritismo aún sin confianza. Será el momento de comprobar cómo se manejan los dirigidos por Fernando Santos ante un rival que teóricamente se encerrará atrás para buscar la velocidad de sus jugadores ofensivos.

De hecho, Marruecos accedió a Rusia 2018 tras encajar sólo un gol. Fue el 15 de noviembre de 2015, ante Guinea Ecuatorial, en Bata.

En Marruecos aún se recuerda el único precedente mundialista entre ambos equipos. Fue en México 1986. El cuadro africano se impuso 3-1 y pasó en la primera posición del grupo, por delante de Inglaterra, Polonia y Portugal.