CRÓNICA

POR LUIS GARCÍA OLIVO

FOTOS JORGE BARRERA

ENVIADOS ESPECIALES

El Diablo Rojo va en serio y cuidado con él, pues con plena autoridad y sin miramientos dejó sin Mundial a Neymar y Brasil para eliminarlos 2-1 en una de las llaves por los cuartos de final de Rusia 2018.

Bélgica impuso condiciones, practicó un mejor futbol durante mayor parte del tiempo y le dio un nuevo fracaso al futbol brasileño, no tan humillante como el de hace cuatro años, pero igual de doloroso e importante al no poder llegar a una final desde 2002 cuando se coronaron.

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Neymar está fuera de la fiesta al igual que Luis Suárez,  Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, no fue la figura brillaría en Rusia y dejó que el Diablo reinara desde la Arena Kazán en donde los europeos firmaron su estancia a una de las semifinales en donde enfrentarán a Francia.

El Mundial poco a poco termina y en las antesalas ya no hay equipos americanos que levanten la mano y voz por nuestro continente. Rusia 2018 será para una Selección europea, en donde desde hace años se práctica el mejor futbol. Brasil regresa a casa cn las manos vacías y sin ser ese equipo triunfante como lo fue hace años.

EL JUEGO

En un abrir y cerrar de ojos, Brasil pasó de ser cazador a presa en un primer tiempo para el olvido, ya que fueron borrados de pies a cabeza ante una Bélgica que los evidenció y les recordó aquella humillación de hace cuatro años en Belo Horizonte con el 7-1 frente a Alemania. Los mismos tonos horizontales de la bandera de los teutones rotaron a vertical en la presencia de los Diablos Rojos para hacer  del choque una cuestión distintiva.

Y es que la propuesta brasileña únicamente apareció en los primeros diez minutos, no dio para más en  el dibujo táctico del 4-5-1. Fagner puso a vibrar uno de los palos, pero a partir de ahí llegó el domino del Diablo.

Correspondidos por la fortuna, los belgas encontraron en su primera aproximación el gol  de manera fortuita. Y es que Fernandinho metió la pelota en su propio arco. La suerte les sonrió ya que antes del minuto 17 no habían generado nada.

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Sorprendidos por las formas, el equipo de Tite se quedó pasmado. Bélgica metía el turbo mediante su figura Lukaku, quien con velocidad y habilidad se encargaba de evidenciar a Miranda con túnel incluido.

Brasil estaba anestesiado, el gol los dejó mal ubicados en los sectores de la cancha y en el ánimo, no tenían estímulo de respuesta. En cambio, Bélgica estaba bien ubicada, un 3-2-2-3 eran la punta de lanza hacia su ataque y orden.

Los europeos esperaban en su campo a los amazónicos que no aparecían ni con los engaños de Neymar, hoy no. La tónica siguió por los rojos, que con mayor actitud holgaron distancias. Lukaku se apoderó de un balón a mitad de campo, lideró latigazo, con posesión y turbo cedió balón a De Bruyne, quien con dardo cruzado y la floja marca de Marcelo, evidenció un nuevo capítulo del “Mineirazo” de 7-1.

Bélgica daba el campanazo a la media hora del encuentro, era rey y dueño del partido, anulaba en todas las filas al rival y tenían un tiempo casi perfecto entre el orden y la mentalidad. Tite quedaba sorprendido y por fortuna no se llevaba un marcador más abultado al entretiempo, ya que en un tiro libre, De Bruyne probó a Allison, éste mandó a corner. Enseguida, Kompany metía taconazo y el meta contuvo casi en el césped. Mientras que por Brasil un par de avisos pusieron a sudar a Courtois, pero nada de cuidado, los brasileños pedían la hora para ir a las regaderas y replantear lo sucedido. La batucada caía en un eterno silencio.

De regreso a la cancha, Neymar y Brasil no tenían tiempo que perder, por ello y cuando iba al césped se levantaba más rápido de lo costumbre, pero seguía  con su exageración en las caídas. Al tiempo que Gabriel Jesús lo imitaba,  los belgas no caían en el  “teatro” y el VAR les negaba un penalti a favor.

Apagados los torcedores, no sabían cómo levantar el ánimo, la ventaja del Chamuco los dejó bastante lastimados, no había energía y menos ánimo para encender la batucada.

Tite movía piezas, Finmino y Douglas Costa entraban al terreno de juego en busca de refrescar el ataque que causara explosión. No obstante, Roberto Martínez los esperó atinadamente, orden y agrupación en el campo era ahora interpretado con 4-3-3.

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Renato Augusto entraba al campo, inmediatamente aportó y hacia click con Neymar y  Douglas Costa en el ataque. Brasil comenzaba a despertar, las ganas retornaban y el duelo prometía un gran cierre y más cuando  Coutinho puso un balón, casi con la mano, a  Renato que con el brinco de varios metros mandó a acortar distancias con un potente cabezazo. Brasil se acercó 1-2 al minuto 76 y todo prometía para un cierre emocionante.

Con el gol, los aficionados brasileños despertaron, se paraban de sus gradas y regresaban apoyar y emocionarse con un tiro lejano de Neymar que pasó cercano. El técnico español de Bélgica entendía los planes brasileños, refrescaba el mediocampo y la defensa, por lo que Lukaku iba al banquillo para asegurar el marcador.

El reloj marcaba el final, pero el tiempo agregado le daba las máximas esperanzas a Brasil con cinco minutos. Neymar no se cansaba de pedir penalti con el más mínimo roce dentro del área y el VAR  no le concedía sus peticiones. Finalmente los belgas estaban replegados y Brasil, al acecho.

La última pincelada de Neymar brotó de su pierna derecha, pero Courtois voló a  la perfección para negarle el gol y la oportunidad de empatar. El agregado no dio para más y Bélgica echó a Brasil, dio la campanada de Rusia 2018, eliminó a uno de los favoritos y le regaló un nuevo fracaso a Brasil como lo fue hace cuatro años, pero ahora desde los cuarto de final. El Mundial se queda sin representativo americano. Un nuevo fracaso se apila en la gran historia de Brasil.

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