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Si de talento se tratara, Bélgica es capaz de mirar cara a cara a cualquier seleccionado en el mundo, inclusive a Brasil.

Cuenta con dos de los diez mejores jugadores en el mundo y varios más en los equipos “top” de Europa, capaces de ilusionar a un país que parece estar frente a uno de los últimos capítulos de su generación dorada.

La barrera de los cuartos de final frenó su camino en la última Copa del Mundo y Eurocopa, y ahora, en Rusia 2018, vuelven a llegar a esa instancia con la obligación de dar el siguiente paso.

Para ello, la Real Federación Belga de Fútbol le dio un rumbo diferente a su último proceso, dejando de lado la época de un histórico de su país como los es Marc Wilmots, para darle entrada (2016) a Roberto Martínez y un cuerpo técnico donde destaca la figura de Thierry Henry al frente de los “diablos rojos”.

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El primer impacto del español fue con el cambio de sistema. El 4-3-3 había caducado y apostó por el esquema que revolucionó a la Premier League en las últimas campañas. El 3-4-2-1, que al más puro estilo del fútbol inglés concede muchas ventajas atrás.

Pese a todo cumplieron una eliminatoria perfecta, sin derrota alguna, y en el Mundial cuentan con victorias sus partidos disputados. 4 de 4. Pero no es tan simple, la calidad de sus jugadores termina determinando los resultados a favor de un equipo que aún tiene puntos por mejorar, sobre todo en la faceta defensiva.

Thibaut Courtois, Toby Alderweireld, Vincent Kompany, Jan Vertonghen, Thomas Meunier, Axel Witsel, Kevin De Bruyne, Yannick Ferreira Carrasco, Dries Mertens, Eden Hazard y Romelu Lukaku, es el XI ideal del estratega español.

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A primera instancia todos son jugadores Clase A en Europa, con buen juego aéreo y dónde cuesta encontrarles un punto débil. La agresividad que propone Martínez les juega como un arma de doble filo. A matar o morir, así lo plantea.

Las espaldas de Meunier y sobre todo de Ferreira Carrasco, extremo habilitado de carrilero, deja desprotegida su retaguardia. El ex jugador del Atlético de Madrid sencillamente no siente las tareas defensivas y sus rivales se han cansado de evidenciarlo. Constantemente Vertonghen sale a banda y deja mano a mano al central con el delantero rival, panorama peligroso si enfrente tendrás a Gabriel Jesús y a Coutinho jugando entre líneas a la espalda de Witsel.

Si al defender les cuesta, atacar lo hacen por pura inercia. Con una salida limpia desde su línea de 3, buscando siempre la pierna derecha de De Bruyne para aclarar el panorama.

El mejor asistidor del planeta encontró una nueva posición en el City de Guardiola y Martínez lo aprovecha desde la base, como doble contención, capaz de asociarse en corto o mandar latigazos a los extremos.

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Con el campo de frente, De Bruyne activa constantemente su banda izquierda, esa por donde transitan Carrasco y sobre todo Hazard, su jugador más determinante. La estrella del Chelsea evita pegarse a la línea y juega a la espalda de los centrocampistas para quedar constantemente en situación favorable de cara a la portería rival.

Arriba, Lukaku intimida en casa posesión. Por aire o por tierra, da igual, es un manojo de recursos. Basta con ver el tercer gol ante Japón, cuando sin participar se convierte en el hombre clave al hacer dos movimientos de centro delantero “top” que descontroló a la retaguardia nipona.

Martínez decidió prescindir del recurso “Fellaini” e inclusive no convocó a un tal Radja Nainggolan para no amueblar el sector central, justo donde Brasil extrañará a Casemiro.

En conclusión, si Bélgica pretende eliminar al gran favorito de Rusia 2018 necesita de la mejor versión de Roberto Martínez, prescindir de esa línea de 3 y buscar equiparar los duelos individuales.

Dejar correr al equipo de Tite es un suicidio, con todo y que tengas a varios de los mejores futbolistas del mundo.