Cada determinado tiempo, aparece en un país una generación privilegiada de futbolistas, que con su talento en conjunto logra alcanzar resultados jamás vistos en su propio entorno y en el plano internacional.

Suelen ser las Copas del Mundo en donde estos cuadros más brillan, de la mano de jugadores sumamente talentosos y que maravillaron con su estilo de juego.

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Este Mundial no es la excepción. A las semifinales ha llegado una Bélgica que no acaparó los mismos reflectores de otros conjuntos y que incluso ya fueron eliminados, pero que siempre contó con una plantilla poderosa, conformada por elementos de las mejores Ligas de Europa; un medio campo con fuerza y futbol, además de una delantera de miedo.

En cada línea, los belgas pueden presumir futbolistas top. Desde Courtois en el arco; Kompany como líder de la defensa; Witsel y Fellaini como los soportes del medio campo; y finalmente, los cerebros de Hazard y Kevin de Bruyne, quienes en gran medida alimentan a Lukaku, una verdadera fiera del área con gol, técnica y potencia física.

Los números no mienten. Los Diablos Rojos son la ofensiva más feroz en esta Copa del Mundo y cuentan con el segundo mejor anotador del certamen. El proyecto encabezado por el seleccionado Roberto Martínez ha rendido dulces frutos para una nación que no llegaba a esta instancia desde el Mundial de México 1986; que en repetidas ocasiones se quedó sin poder acceder al Mundial y que en las eliminatorias europeas era una plaza relativamente sencilla para todo aquel que la visitaba.

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La transformación del futbol de Bélgica se ha gestado desde hace poco más de una década y hoy tienen resultados. La generación que hizo su regreso a las Copas del Mundo en Brasil 2014 tras dos ediciones de ausencia, hoy ha alcanzado la madurez futbolística necesaria para ser una realidad, que lo tiene como el tercer mejor combinado del orbe según el ranking FIFA y dentro de los cuatro mejores del Mundial, cosa que consiguieron a toda ley, con actuaciones convincentes y dejando en el camino al siempre favorito Brasil.

Bélgica tiene entre sus manos la posibilidad de tener su mejor actuación histórica en un Mundial. Enfrente tendrán a Francia como un rival que, al igual que ellos, tiene una interesante camada de futbolistas que da para esperar un duelo de poder a poder que bien podría ser considerado una final adelantada, y aunque los galos saldrán como favoritos por su envergadura y percha de campeón, la endemoniada generación belga cuenta con los argumentos suficientes para plantarle cara, proponer un juego de tú a tú en lo táctico e individual, por lo que no sería una sorpresa que San Petersburgo se pintara de rojo mañana.