Favorito antes de tiempo para llegar a las semifinales e incluso para levantar el título, Francia quiere cumplir con las expectativas y ser de nueva cuenta campeón en una Copa del Mundo.

Han pasado 20 años desde su primera y última corona Mundial, por lo que en esta ocasión no quieren fallarle a su patria como lo hicieron en Alemania 2006, al caer en la gran final.

Hoy parten favoritos en esta Copa, pero no la tendrán nada fácil, ya que Bélgica los conoce muy bien, no solamente coinciden en la lengua francesa, el conocimiento va más allá dé, por lo que se espera un duelo de alto voltaje y más por lo exhibido en la primera fase, octavos y cuartos de final en Rusia 2018.

Los galos clasificaron sin contratiempos a Rusia 2018, ocuparon el primer lugar de la eliminatoria de la UEFA en el Grupo A y mandaron a Suecia a jugar la repesca.

Con 23 unidades hicieron suyo el pelotón y superaron sin complicación alguna a Suecia, Holanda, Bulgaria, Luxemburgo y Bielorrusia.

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Ya en plena justa mundialista de Rusia 2018 fueron perfilados junto a Australia, Perú y Dinamarca.

El equipo dirigido por Didier Deschamps arrancó con el pie derecho al superar a Australia y Perú, pero contra Dinamarca no pasaron del empate.

Ya en octavos de final dieron un partidazo contra Argentina a la que superaron 4-3 pese al esfuerzo de Lionel Messi y compañía.

Uruguay fue la siguiente prueba de los cuartos de final y nuevamente los galos dejaron fuera a otro equipo latinoamericano, ahora al son de 2-0.

El equipo ha mostrado un buen balance, bien al frente y seguridad en la parte baja. El presente y la juventud han sacado adelante el proyecto de Deschamps, pues elementos de la talla de Antoine Griezmann, Hugo Lloris, Kylian Mbappé, Ousmane Dembélé, Paul Pogba, Raphael Varane, Olivier Giroud y Steven N’Zonzi quieren refrendarlo con un título mundial como lo fue la generación de Zinedine Zidane, Patrick Vieira, Laurent Blanc, Youri Djokaeff, Robert Pirés, Thierry Henry, Lilian Thuram, Fabien Barthez, David Trezeguet, Lionel Charbonnier y el mismísimo Didier Deschamps, en el lejano verano de 1998.

Francia quiere cumplir los pronósticos y las expectativas, la mesa está servida, pero no será fácil, el Diablo lo aguarda.