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Mira

1, agosto 2018 - 1:08

┃ Guillermo Martínez

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Inició la travesía de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador 2002, hasta llegar a Barranquilla 2018.

Ahí, Samantha Terán se propuso el reto de llegar a ser una de las mejores exponentes de la justa regional en squash, mismo que logró en Barranquilla 2018, alcanzando 15 preseas de oro.

Un mérito que le costó ausencias familiares, dedicarse al cien por ciento a su deporte, además de convertirse en la número uno del Continente y Embajadora de México ante el mundo.

Su legado se fue dando gracias a su amor al deporte y a la disciplina que desde niña obtuvo de sus padres.

Así, la vida transcurrió alumbrándola en todos sus proyectos. Su confianza en sí misma la transportó a obtener reconocimientos, preseas, amigos y lo más importante, recorrer el mundo con la bandera mexicana en sus hombros.

Samantha ahora sonríe satisfecha de haber cumplido su objetivo. Aunque todavía tiene más competencias, como el conseguir el boleto a los Juegos Panamericanos, disfruta y vive su momento, su reinado.

“Contenta con el resultado y en general el squash consiguió cinco medallas de oro a México. Fue un evento físicamente muy demandante ya que en seis días se jugaron todas las medallas, lo cual es inusual, pero al final feliz porque se cumplió el objetivo”.

Terán Quintanilla ha dado todo porque su deporte sea un referente. Ha demostrado que los deportistas, a pesar de sufrir algunas caídas, siempre se saben levantar y continuar el vuelo al podio.

“Ha sido una larga carrera, un extenso camino pero tenía en mente lograr las preseas en Colombia. Así que desde que comencé a ganar he disfrutado cada presea. Son muchas experiencias que el deporte nos muestra. Ojalá que estos logros sirvan para que siga creciendo el squash en México”.

Nada ha podido detener el ímpetu deportivo de la mujer, de quien desde niña aprendió el significado de lo que es ser deportista, y que lo ha llevado al pie de la letra.

“El squash es un deporte que se juega en 180 países. Por lo que es un privilegio para quienes lo practicamos sentir la raqueta, la pelota que no bota pero va a 250 kilómetros por hora, que hace más demandante para la preparación. A final de cuentas es algo que aceptas para hacerlo todos los días, no importando si te encuentras mal o no es un buen día. El deporte es un aliciente para cualquier situación personal”.

Sin duda que ha cosechado lo que ha sembrado.

Con altas y bajas libró obstáculos como las lesiones. Pero la vida y el tiempo la han sabido corresponder con el triunfo. Ahora va por más, porque su mentalidad está en seguir compitiendo y darle más satisfacciones a México.

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