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14, agosto 2018 - 17:11

┃ EFE

roca

Foto: EFE

San Sebastián.- El diestro peruano Andrés Roca Rey, que cortó tres orejas y salió a hombros de la plaza, se impuso en el mano a mano que mantuvo hoy en San Sebastián (norte de España) con el veterano Enrique Ponce, forzado por la caída de cartel de Cayetano unas horas antes del paseíllo.

Y fue precisamente el lote que estaba destinado al torero ausente el que propició los momentos más brillantes y destacados de la corrida, pues, jugados en cuarto y quinto lugares, ambos toros embistieron con bravura y nobleza a los engaños de los “duelistas”.

El cuarto, precisamente el de más armónicas y finas hechuras del encierro de Victoriano del Río, mostró esa buena condición ya desde su salida al ruedo, acudiendo pronto y al galope, con una entrega absoluta.

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Tras cuidarlo en los primeros tercios, Roca Rey le abrió la faena de muleta con un pase cambiado por la espalda con las dos rodillas en tierra, levantando gritos de angustia que prologaron una fuerte ovación una vez que el peruano remató la soberbia serie de derechazos que, sin levantarse de la arena, le cuajó a tan gran animal sin solución de continuidad.

El resto del trasteo ya tuvo menos nivel emocional, con ligazón, disposición y variedad por parte del torero, pero siempre la evidente calidad del toro destacaba por encima de unos muletazos a los que faltó mayor calidad y hondura para apurar la clase de un toro que puso tanto como el torero para el corte de esas dos orejas.

Otro apéndice le había cortado Roca antes al segundo de la tarde, un cinqueño con hechuras y comportamiento de toro viejo y al que él se empeñó en llevar la contraria queriéndole torear en los medios, justo donde más protestaba un animal que se lo ponía mucho más fácil hacia la querencia de tablas, donde, finalmente, el peruano remató con más holgura su azaroso trasteo.

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La tarde, y el cara a cara, parecían írsele de vacío a Enrique Ponce al morir el tercero, un animal al que no pudo ponerle más que voluntad pues no hizo más que moverse desordenadamente y doliéndose al esfuerzo que le planteaba la muleta del valenciano.

Pero fue ese quinto destinado en principio para Cayetano el que permitió que Ponce lograra lo que llevaba buscando con cierta ansiedad, esa oreja que no dejara en blanco su “marcador” en el mano a mano con el torero de moda.

Fue este otro toro grandón y de exagerada hondura, solo que también noble y apacible en su comportamiento para obedecer cada cite y cada trazo de los muchos pases que le pegó el veterano espada en una faena variada y vistosa, de mejor envoltorio en las formas que rotundidad en el fondo. Y premiada con esa solitaria oreja, pese a que tampoco la remató bien con los aceros.

Roca Rey se fue a hombros de la plaza, pero sin poder redondear con un sexto toro que, rajado y huido a chiqueros, se negó a sumarse a la fiesta.

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FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Victoriano del Río, el 1º con el hierro de Toros de Cortés y el sexto como sobrero, al devolverse el segundo por partirse una pata en el tercio de varas. Salvo primero y cuarto, la corrida tuvo una muy voluminosa presencia, aunque de “agradables” cabezas. Entre el desigual, complejo y poco encastado conjunto, destacaron por su nobleza y clase los lidiados en cuarto y quinto lugares.

Enrique Ponce, de azul noche y oro: bajonazo y descabello (ovación tras petición de oreja y aviso); estocada caída trasera (ovación); metisaca, estocada delantera y descabello (oreja tras aviso).

Roca Rey, de lila y oro: estocada desprendida (oreja tras aviso); estocada contraria (dos orejas); media estocada tendida atravesada y descabello (ovación). Salió a hombros.

Cuarto festejo de abono de la Semana Grande, con algo más de tres cuartos del aforo cubierto (unas 8.000 personas).

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