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Mira

19, septiembre 2018 - 2:13

┃ Osiris Méndez

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Hablar de los Juegos Olímpicos de México 1968 pone con las fibras muy sensibles a Antonio Roldán y cómo no, si apenas con la primera pregunta un sinfín de bellos recuerdos se le vienen a la mente, reviviendo la medalla de oro conquistada en boxeo para nuestro país, escuchando aún desde sus entrañas la entonación del himno nacional desde lo más alto del podio.

Ya son 50 años de dicha hazaña, pero para él es como si apenas hubiera sido ayer y, en charla con ESTO, recordó a detalle no sólo su éxito deportivo, sino también lo complicado que resultó el competir, pues al estar en una dieta rigurosa desde 30 días antes de su primera pelea de las cinco que disputó, su régimen alimenticio fue estricto, tanto así que los médicos le advirtieron que podía presentar anemia, incluso también problemas cardiacos.

Sin embargo, asegura que todo valió la pena al estar en casa y saber que no le podía fallar a toda una nación ávida de buenas noticias ante el momento de tensión que se vivía por el movimiento estudiantil.

“Fue un camino difícil el que viví, me aguanté sin comer casi con un mes antes de que iniciaran los Juegos Olímpicos, tenía que estar en el peso a como diera lugar, bajé cuatro kilos, me tenía que conservar, no podía tomar mucho líquido, ni comer tanto.

“Recuerdo bien que los médicos, en unos estudios que me hicieron, me dijeron que me podía dar anemia y problemas en el corazón si seguía así, pero yo dije, con que llegue así a la última pelea, haremos hasta lo imposible por mantenernos en el peso, fueron cinco peleas en una semana, imagínate el esfuerzo que hice antes y durante los juegos”, rememoró el campeón olímpico en peso pluma, quien añadió: “le gané hasta a las enfermedades, nunca dejé de creer en mí, siempre perseguí mi sueño”.

MOMENTO GLORIOSO

En su primer combate dio cuenta de Abdel Awad, después despachó a Eddie Treacy, enseguida a Valeri Plotnikov, asegurando al menos la medalla de bronce; en semifinales derrotó a Philip Waruinge y en la final superó al estadounidense Alfred Robertson, quien fue descalificado en el segundo round.

“A Robertson ya le había ganado en Las Vegas en un torneo, él sabía que podía noquearlo, por eso me dio bastantes topes, tres en total; en el primero le llamaron la atención, en el segundo también, ya en el tercero lo descalificaron. No hay como ganar el oro en unos Juegos Olímpicos, hasta ahora yo soy el único medallista de oro en peso pluma, es una enorme satisfacción”, externó con un enorme suspiro, trasladando su mente a manera de flashback a la Arena México, donde poco más de 20 miles de asistentes vibraron al igual que él con la entonación de nuestro himno, encumbrándose como campeón olímpico.

BUSCÓ SUBASTARLA

Antonio Roldán intentó subastar su medalla para un fin benéfico, pero a estas alturas de su vida, asegura que fue mejor no haberla mal vendido.

“En un tiempo busqué subastarla para hacer algo positivo para la juventud e infancia, y poner un gimnasio, pero no se me hizo, como le gané a un gringo no se me hizo que alguien la comprara allá. Había algunas personas de México que me la querían comprar, pero me daban una limosna, así no. Ahora que volteo a verla, ya tiene 50 años conmigo, creo que fue mejor no haberla vendido o mal vendido”, reconoció

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