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27, septiembre 2018 - 2:48

┃ Alfredo Valverde

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POR ALFREDO VALVERDE VERDEJA

El 18 de octubre de 1963 el Comité Olímpico Internacional (COI) designó a México como sede de los XIX Juegos Olímpicos y desde ahí comenzó la planeación del evento que se celebraría cinco años más tarde y que por primera vez un país de América Latina sería anfitrión.

En 1966 el Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez fue nombrado presidente del Comité Organizador de la XIX Olimpiada. Ramírez es quién asumió el reto de presentar la imagen de México ante el mundo como un país moderno, capaz de organizar un evento de gran impacto que por primera vez se realizó en América Latina.

Tuvo la idea de trabajar con los mejores profesionales mexicanos y llamó al arquitecto Eduardo Terrazas, quien en esos momentos se encontraba en Nueva York en la Feria Mundial, en los terrenos donde ahora se celebra el US Open.

El reto era crear un programa de comunicación que serviría de identidad a las Olimpiadas de México 68. Con el temor del rechazo internacional, quienes no creían que un país en vías de desarrollo pudiera albergar una justa olímpica.

EN LAS CALLES

El equipo de diseño urbano, a cargo del arquitecto Eduardo Terrazas tuvo como tarea crear una ambientación funcional en la Ciudad de México, que facilitara los múltiples eventos deportivos y culturales de la XIX Olimpiada. Para ello se intervinieron sedes y rutas de tránsito; se diseñó mobiliario urbano, y se produjeron elementos de identificación de sedes: globos, logotipos de México 68 en tercera dimensión. A todo ello se aplicó la imagen gráfica integral del programa de marca de la XIX Olimpiada.

“Los postes de luz, botes de basura se pintaron del mismo color que los estandartes, Circuito Interior se pintó de rosa al igual que los postes de luz, Insurgentes de color rojo, Periférico de naranja, Reforma de azul y se hizo solamente para orientar a la gente”.

En el pebetero pensó en un disco solar. “Porque somos un pueblo de sol, lo hice de acero inoxidable que no era tan común como ahora, lo colocamos en pedestal muy a la escala, porque el estadio de CU es bellísimo”, agregó el arquitecto.

El símbolo “México 68” fue colocado en el estadio de CU, la estructura era de metal y era de cinco metros, había otras de 1.5 mts que se colocaron en las plazas para que la gente tuviera presente “México 68”.

Cada sede deportiva también se matizó con el diseño integral de México 68, en exterior e interior, con estandartes, globos gigantes con el logo de la olimpiada, banderas, etc. Hasta los uniformes de las edecanes, y lo llevaban de acuerdo al color de la disciplina y el evento en el que trabajaban.

TODO UN ARTE

Quizá el elemento más representativo de las olimpiadas del 68, fue el logotipo, quien hasta la fecha aparece en las conversaciones de varios diseñadores e incluso se sigue poniendo de ejemplo en algunas clases de diseño gráfico.

“La sociedad mexicana tomó la olimpiada como una gran fiesta de ellos, recibían a las gentes en su casa. Sobrepuse el 6 y el 8 al símbolo olímpico que son los aros”, expresó el arquitecto Terrazas.

El logotipo trazado en círculos concéntricos se inspiró en las técnicas de Huichol y estableció un precedente para las formas geométricas que llegaron a definir el lenguaje visual del artista.

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