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Mira

29, septiembre 2018 - 18:36

┃ ESTO

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La grandeza de Chivas no caduca, tampoco su imán con la gente. El Rebaño llegó a la CDMX y fiel a su slogan la tiñó con sus colores. La capital es la casa de las Águilas, pero el chiverío es el invitado más esperado.

Banderas, papeles, mantas, cartulinas y tambores estuvieron presentes en el lugar. Fueron decenas, cientos y luego miles de seguidores rojiblancos los que irrumpieron la paz del recinto.
El vuelo se demoró y eso permitió que la cantidad de fanáticos creciera. Los pasillos y escaleras estuvieron repletos de playeras rojiblancas.

Los cánticos le dieron un toque de fiesta al lugar, los presentes cantaron hasta quedarse sin voz.
Las banderas enormes ondearon una y otra vez, hubo varias en alusión a Emiratos Árabes. El Mundial de Clubes se acerca y el apoyo para los tapatíos va a estar presente en esas lejanas tierras.

La espera siguió, los canciones también. Varios pasajeros extranjeros y nacionales se notaron sorprendidos por lo que pasaba y no dudaron en sacar sus teléfonos para grabar y transmitir lo que veían.

 

Luego de varios minutos el avión aterrizó y fue cuestión de segundos para que los jugadores aparecieran.
Josecarlos Van Rankin, Michael Pérez e Isaac Brizuela fueron los primeros en interactuar con su gente. Entre empujones lograron avanzar y subir al autobús.

El siguiente grupo lo lideró Raúl Gudiño, el “Aris” Hernández, Jair Pereira y Ángel Zaldívar.

La pasarela continúo con José Cardozo, el paraguayo experimentó por primera vez el cariño que le tiene la capital al chiverío. Pepe dio algunos autógrafos y luego abordó el vehículo.

Hedgardo Marín, Josecarlos Van Rankin, Gael Sandoval y Alan Cervantes también avanzaron lento.
El último en aparecer y el más aclamado de los rojiblancos fue Alan Pulido. El atacante del Rebaño caminó entre abrazos y gritos. Alan como pudo alcanzó a atender a unos niños antes de entrar al camión.

Ya con todos arriba, el vehículo avanzó y de inmediato se trasladó al hotel de concentración.
Chivas llegó y alborotó a la capital. Otra vez es suya.

Como ya es costumbre, se espera que la afición se traslade hasta dicho hotel para la serenata al equipo previo a los juegos contra las Águilas.