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21, octubre 2018 - 16:00

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POR ALEJANDRO ALFARO

La Liguilla todavía no llega en el Apertura 2018, aunque Pumas y Tigres se encargaron de regalar un partido con sabor de Fiesta Grande.

Goles, llegadas, emociones, atajadas y volteretas. Ciudad Universitaria experimentó un frenético empate a tres goles entre dos escuadras que nunca renunciaron a ganar el encuentro y dejaron satisfechos a los asistentes al Olímpico Universitario.

Dentro de todo, Carlos González se erigió como la figura de la tarde gracias a sus tres goles, mismos que ayudaron a su escuadra a mantenerse dentro de los primeros cuatro de la clasificación general.
El aguacero fue el marco perfecto para definir lo que este choque fue: una auténtica tormenta de goles.

EL JUEGO

Con un horario atípico para los domingos en Ciudad Universitaria, los dos felinos se presentaron en el estadio Olímpico para poner a prueba el filo de sus garras y su ferocidad. Los dos en zona de Liguilla, entendían la importancia de los tres puntos para sus aspiraciones de Fiesta Grande.

De inicio, Pumas salió a morder en toda la cancha. Los auriazules consiguieron que Tigres se sintiera incómodo con su presión y rápidamente se pusieron adelante gracias a un gol de Carlos González. El paraguayo se mantuvo atento todo el tiempo mientras Felipe Mora recibía una pelota filtrada al centro del área, misma que en dos intentos no pudo mandar a guardar, mas en el rebote, la de gajos le cayó al paraguayo para que con furia se fuera al fondo. Gol de vestidor para la Universidad.

Los del Pedregal vivían buenos minutos en el terreno de juego. Nahuel Guzmán era asediado y veía como su zaga era superada por ambas bandas, aunque para su fortuna no se incrementó el daño en el marcador.

De a poco, la U de Nuevo León se soltó en el campo. Aquino comenzó a ser un constante dolor de cabeza para Alan Mozo y Alejandro Arribas, mientras que Vargas y Gignac aguardaban sigilosos su chance para responder.

De hecho, fue el atacante chileno el encargado de poner paridad en los cartones con un auténtico golazo. Desde fuera del área, Edu pateó con potencia y colocación; Saldívar voló, pero nada pudo hacer. Un verdadero golazo.
El arranque eléctrico de la Universidad poco a poco se diluyó. Tigres comenzó a meter a los locales en su propio campo y las intervenciones del “Pollo” cobraron mayor valor, como el manotazo que metió a disparo de Gignac que evitó la voltereta regia. Eso solamente fue un aviso de lo que estaba por venir.

Utilizado de inicio para cumplir con los minutos de la regla 20/11, Rafael Durán se convirtió en un arma inesperada. El joven aprovechó una falla en su marca individual, recibió el esférico de recha dentro del área y de inmediato, puso un zurdazo a primer poste. Voltereta tigre que reflejaba lo sucedido hasta ese momento.

Justo cuando parecía que se irían con desventaja al descanso, los Pumas se metieron al juego con una pinturita de gol. Pablo Barrera recibió la de gajos por elevación en los linderos del área, y sin dejarla caer, centró a la ubicación de Carlos González. El guaraní vio venir el balón, lo midió, y sin pensarlo, lo prendió de bolea. La bala blanca entró pegada al poste derecho de Guzmán. Un tanto de bandera.

Ni bien los equipos regresaron del descanso, Tigres recuperó la ventaja. Otra vez Aquino consiguió sacudirse a sus marcadores, ingresó al área y asistió a un Gignac que vio venir el bombón de su compañero y no tuvo más que definir a placer.

El aguacero en Ciudad Universitaria acompañaba a lo que el encuentro se había convertido, una verdadera lluvia de goles a la que Carlos González contribuiría con su hat trick. Otra vez el “Dinamita” Barrera fue su socio con una asistencia medida desde la derecha. El camiseta 32 se levantó y picó su cabezazo para poner nuevamente el empate.

La UNAM, llena de ánimo por haber alcanzado. Se fue con todo al abordaje y a nada se quedó de la voltereta. Lo mismo Tigres, que en los minutos fina.

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