POR RUBÉN RODRÍGUEZ OSORIO

ENVIADO

Playa del Carmen, Quintana Roo.- Aunque se llevó cuatro horas más de lo que tenía presupuestado, la nadadora de aguas abiertas Paty Guerra cumplió con lo que se había propuesto: nadar más de 32 kilómetros desde la playa de Palancar, en la isla de Cozumel, hasta Mayakoba, en Playa del Carmen, dónde la esperaban cientos de personas para reconocerle el esfuerzo, pero sobre todo aplaudirla por su noble causa, que es ayudar a que sienta de niños tengan acceso a una vida mejor, con un tiempo de 10 horas, 45 minutos y 52 segundos.

Se calcula que Paty dio más de 40 mil brazadas, que se venderán a través de la fundación IMSS, la cual preside, para que por medio de ésta pueda ayudar a cientos de niños.

LA TRAVESÍA

Acompañada de una fuerte lluvia a las seis de la mañana en punto “La guerra” inició el nado que nunca nadie más había hecho, en una travesía que de por sí lucía complicada por las peligrosas corrientes que en la zona son comunes, y ahora se unía la lluvia para que se complicaría más el reto, pero eso poco importó a Paty, que en plena oscuridad empezó a devorar kilómetros, a nado, sin medir consecuencias de los peligros que siempre depara el impredecible mar.

Perfectamente custodiada por su equipo de colaboradores se aventuró con rumbo a lo desconocido por el simple gusto de ayudar a la niñez mexicana. El tiempo pasaba, el sol subía de intensidad y Patricia Guerra seguía con su travesía, un esfuerzo de gran calado hacía para poder llegar a cumplir su objetivo.

LA LLEGADA

Pisar la otra orilla luego de más de 28 kilómetros de nado fue un oasis para “La guerra”, quién demostraba en todo su físico los estragos del esfuerzo realizado, que dejaba ver muy claro que hacer esto es solo para gente con un inmenso talento y una voluntad de hierro, una fuerza de voluntad a prueba de todo una hambre de ayudar que no es fácil de saciar; simple y sencillamente que hay héroes que no tiene capa.